El lugar se ubica sobre un terreno en pendiente y cuenta con cuatro frentes y una pendiente irregular que obligan al proyecto a tener distintos tratamientos en cada uno de los lados.
El planteamiento de la vivienda supone un ambiente que conecte a los usuarios y la actividad social de la familia con la vista directa del mar, priorizando la vista hacia la zona de los islotes sobre el frente del terreno. Los laterales se protegen de las visuales aportando privacidad a través de celosías y muros ciegos que conforman una textura acanalada que reviste el volumen de los dos niveles superiores.
El primer nivel de ingreso principal queda semi enterrado dentro del terreno y alberga las áreas de servicio en el frente, dejando dos dormitorios privados hacia la parte trasera, conectados con la topografía y un frente excavado.
En el segundo nivel se ubican tres dormitorios. Dos hacia la parte trasera de la vivienda, con vistas hacia los jardines perimetrales y uno principal sobre el frente, con una terraza en la fachada frontal la cual invita a aprovechar la vista sobre el mar y el horizonte.
El acceso directo por la escalera lateral permite conectar los dos primeros niveles con el tercero, el cual contiene la cocina y el área social. Esta distribución responde directamente a las condiciones del terreno, permitiendo aprovechar al máximo la vista del mar abriendo el volumen hacia el frente y descomponiendo la textura acanalada que se proyecta sobre el techo de la terraza, para abrirla hacia el paisaje.
La materialidad del proyecto responde a la necesidad de utilizar recursos rústicos, de fácil mantenimiento y uso para una vivienda temporal. El volumen de concreto expuesto se levanta sobre la topografía con una estética maciza, por otro lado se utilizó piedra, y mármol para dar una sensación natural y rustica respondiendo al entorno rocoso del emplazamiento. La madera en mobiliario y deck aportan un toque cálido y amigable como complemento al estilo de la estructura.
