Casa Suhe marca el inicio profesional del estudio Acosta Echegaray Arquitectura, un proyecto que combina intuición, compromiso y una profunda sensibilidad hacia el entorno natural. Concebida como una vivienda de una sola planta, esta casa de campo se erige como un ejercicio de reflexión arquitectónica donde el paisaje, particularmente la vista hacia las montañas, se convierte en el eje rector de la propuesta.
Desde el primer trazo, el objetivo fue claro: permitir que el cielo toque la tierra, en sintonía con una premisa del movimiento modernista. Esta idea se materializa en la cubierta inclinada, que no solo define la estética del conjunto, sino que también orienta la mirada hacia el horizonte montañoso. Con planos que alcanzan los 3,66 metros de altura, la vivienda explora la jerarquía espacial a través de la altura y la inclinación del techo, estableciendo así un diálogo constante entre interior y exterior.
La distribución interna responde a un lenguaje sobrio y geométrico. Las habitaciones, de morfología cuadrada, evocan un sentido de refugio, mientras que las alturas específicas de los muros y techos determinan con precisión la ubicación de las aberturas, permitiendo enmarcar el paisaje sin necesidad de generar volúmenes adicionales. La sala de estar, por ejemplo, eleva su cubierta para abrirse visualmente hacia la zona de dormitorios, creando un gesto arquitectónico que transmite fluidez y conexión.
Uno de los espacios más destacados es la cocina abierta, concebida como un punto de encuentro versátil que funciona tanto como bar interior como como nexo con el exterior. Este detalle resume el espíritu del proyecto: diseño funcional, bien pensado y profundamente enraizado en su contexto.
En cuanto al sistema constructivo, Casa Suhe se apoya en un formato ligero que permite un proceso ágil sin sacrificar calidad. La modulación de bloques y las líneas de cubierta aportan los detalles necesarios para responder a las exigencias de una vivienda de campo, demostrando que la técnica y la creatividad pueden ir de la mano desde el concepto hasta la ejecución.
Casa Suhe no solo refleja una primera obra, sino una declaración de intenciones: arquitectura comprometida, sensible al entorno y guiada por ideas claras y honestas.