Ondřej Císler de Aoc Architects y Petr Tej del Instituto Klokner del CTU en Praga han diseñado un puente sobre el arroyo Dřetovice en Vrapice, cerca de la ciudad de Kladno en la República Checa.
Terminada en 2019, la estructura de concreto es parte de un sendero peatonal desde el pueblo hasta el cementerio cercano. De hecho, los arquitectos basaron su enfoque en un concepto espiritual, imaginando, por lo tanto, una puerta de enlace entre “el mundo de los vivos y los muertos“. El diseño del puente se caracteriza por la ligereza y la sutileza, en su impacto contextual, la masa y el tipo de materiales utilizados.
Ubicada en un contexto natural particular, lleno de descubrimientos geológicos e intervenciones humanas en relación con la constante inundación de la corriente, la conexión peatonal negra se desvanece en el paisaje y se funde con el paisaje.
La delicada intervención fue concebible debido a los avances tecnológicos, que hicieron posible crear un material de “concreto de ultra alto rendimiento resistente a la congelación (UHPC por sus siglas en inglés), grado C110 / 130, reforzado con fibra“. El puente de 3.5 toneladas es estructuralmente estable en ambas direcciones, principalmente debido a la geometría de doble curva del proyecto. Antes de comenzar cualquier trabajo de construcción, se construyó un prototipo para probar tanto el diseño estructural como la tecnología de fundición del hormigón. Un pigmento agregado a la mezcla de concreto le dio al puente su color oscuro.
Experto líder en “esculturas barrocas colocadas en el contexto de puentes y paisajes“, Jan Hendrych ha integrado una de sus obras artísticas “The Guardian”, en el contexto. Parte de toda la composición del espacio, la escultura colocada frente al puente, se presenta como una entidad integral del proyecto. De hecho, los arquitectos generaron un espacio que abarca tanto la estructura arquitectónica como la figura artística.
