Desde un condominio típico de la ciudad se desarrolla el proyecto VRV40, partiendo del encargo de crear un ejercicio comercial pudiendo obtener cierta capacidad de distinción frente a las demás residencias de alrededor.
El programa típico de una residencia se ve reflejado en las plantas, en donde se toma la decisión primeramente de excluir las áreas de servicio a un sótano para así poder crear espacios más generosos en las áreas privadas de la casa.
El acceso principal se sitúa al costado de la casa, para aprovechar y tomar ventaja de la restricción lateral del condominio, brindando mayor jerarquía y presencia al acceso peatonal, incluyendo un recubrimiento de madera y acero. De esta manera se crea al ingresar a la casa un pequeño distribuidor que da acceso por un lado hacia una zona más privada como es el estudio o cuarto de visitas, y por otro lado espacios totalmente abiertos hacia las zonas comunes como son la cocina, estar y comedor.
Las circulaciones verticales se resuelven mediante un bloque de concreto aparente y madera, que se eleva desde el sótano, hasta planta alta, siendo este bloque una especie de escultura dentro de la casa, sintiendo los espacios de las áreas comunes como si estuvieran amueblados, aún cuando no lo estén. El acabado obscuro de la casa enfatiza lo pesado de los muros en la fachadas, y los cortes que se generaron para la distribución de los espacios, y los distintos patios interiores.
© 2024 Dossier de Arquitectura, Todos los derechos reservados