Es nuestro neutro favorito, pero nada es perfecto... ¡y el blanco tampoco! Seguro que conoces muchas de sus virtudes, pero ¿sabes en qué falla?
1.ES EL NEUTRO POR EXCELENCIA QUE NUNCA PASA DE MODA
¡Nos encanta! Es uno de los colores más versátiles en decoración. Y, lo mejor de todo, es que nunca es –y será– siempre atemporal. Sea cual sea el estilo que te gusta, el color blanco es el lienzo perfecto para conseguir el efecto deseado sin complicarse la vida. Y, sobre todo, sin arriesgar y equivocarse. Podrás cambiar la decoración tantas veces como quieras sin tener que volver a pintar las paredes.
2.COMBINA CON TODO
Es su as en la manga. Con beige, verdes, amarillos, grises o rosas. El blanco es la base ideal para que cualquier otro color destaque. Eso sí, si eliges unos colores fríos para acompañarlo, asegúrate de incluir muebles de madera y elementos de fibras naturales, que caldearán el ambiente sin que el blanco pierda poderío.
3.AMPLÍA LAS ESTANCIAS
Es una de sus mejores virtudes. El blanco es el mejor amigo de casas mini y/o con poca luz natural. Consigue que parezcan mucho más grandes de lo que en realidad son. Consigue que cualquier estancia parezca mucho más diáfana y aligera el ambiente. En comedores, salones, dormitorios y ¡hasta baños!
4.APORTA LUMINOSIDAD
Otra buena muestra de la estrecha relación que une los espacios pequeños sin luz natural y el color blanco. Es la opción perfecta para habitaciones mini, pero también para cocinas interiores que buscan multiplicar cualquier resquicio de luz que les llega.
5.CEDE EL PROTAGONISMO A LA DECORACIÓN
Tan discreto que su único objetivo es servir como trampolín para que la decoración se luzca. Incluye una paleta de color mediante los textiles y los materiales de los muebles. Combínalo con plantas (no falla) y decántate por elementos naturales. Si te atreves, utiliza tonalidades con más fuerza, como el negro, para crear contraste. El blanco se dejará hacer.
6.PUEDE SER ABURRIDO Y MONÓTONO
Aunque para muchos es relajante, para otras personas puede resultar aburrido. Para que no suceda, huye del blanco puro y utiliza para paredes y mobiliario una de las muchas tonalidades del blanco, como el blanco roto, el marfil o el blanco seda, con matices grises suaves.
Fuente: El mueble
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