Paredes de ladrillo, techos de hormigón, instalaciones a la vista, distribución abierta. Mezclados con molduras en las paredes y muebles de líneas clásicas.
En este apartamento he procurado imprimir un estilo minimalista y afrancesado, argumenta el arquitecto Nildo Jose. El piso, de 160 metros cuadrados en el West Side de Sao Paulo (Brasil) pertenece a un joven que quería una vivienda ligera, cómoda y llena de personalidad y también deseaba espacios generosos para reuniones con amigos y familiares, además de otros íntimos y recogidos para relajarse. Con estas premisas como punto de partida el arquitecto derribó tabiques para configurar una nueva distribución. El salón y el comedor, con la cocina incorporada, ocupa 50 metros cuadrados, aprovechando la luminosidad natural que entra en este espacio gracias a unos cerramientos de grandes cristaleras. A esta zona común hay que añadirle un balcón del 10 metros cuadrados, un espacio muy utilizado por el dueño de la casa gracias a sus vistas sobre la ciudad.
Durante la reforma se dejaron vistos los ladrillos de los muros, que posteriormente se pintaron de blanco, un detalle que, al igual que los techos cubiertos de cemento y con las instalaciones vistas, dan un look industrial a la casa. Esta estética lofty contrasta con otros detalles que dan ese aire clásico afrancesado que comentaba Nildo Jose: las molduras clásicas de las paredes o el suelo de madera de roble en espiga.
La zona más privada consta de dormitorio, con vestidor y cuarto de baño, vestidos con una elegante paleta cromática en sobrios grises y blancos. También se añadió un despacho al que el arquitecto le otorgó una particular personalidad diferenciada del resto, decorándolo con un azul oscuro con mucha fuerza y glamour.
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