Mira estas ideas para introducir toques de este color en tu casa: papeles, sofás, ropa de cama... incluso en el baño o la cocina.
El verde es el color de la naturaleza. Inspira serenidad y armonía, pero también tienen efecto revitalizante en nuestro estado de ánimo, como un maravilloso día al aire libre. Una de las grandes virtudes del verde, tanto en moda como en decoración, es que ofrece una gama casi infinita. Desde el verde lima al verde carruaje, pasando por el oliva o el menta o una enorme variedad de tonalidades pasteles. Hay verdes con un punto de gris, con toques de azul, con matices amarillos incluso con reflejos cobrizos. Y todos preciosos. Utilizarlo en casa es garantía de triunfo, tanto en ambientes sofisticados –perfecto el verde oscuro combinado con grises– o estilos más desenfadados –verde claro con madera, siempre tan fresco y joven–. Es una tendencia decorativa que viene para quedarse y llega hasta todos los rincones de la casa. Siempre elegantes y con personalidad los salones con sofás verdes; los cuartos de baños de este color; las cocinas más divertidas, etc. Es posible que lanzarse a pintar una pared de verde o retapizar totalmente el sofá plantee dudas, pero se puede probar poco a poco. Los cojines, una colcha, un cuadro, la pantalla de una lámpara, la alfombra, las toallas... Los pequeños detalles marcan estilo y pueden ir adaptando el ojo a poner toques de intensidad en la decoración. Si no, siempre se puede probar a utilizar el verde más bonito, el que nunca falla: el de las plantas. No deben faltar en ninguna casa porque lo verde es vida.
Reglas para combinarlo bien
A la hora de elegir los colores de una decoración puedes guiarte por tu intuición y tu gusto. Al fin y al cabo lo importante es que el resultado agrade a quienes habitan en un espacio. Pero para lanzarse a hacer combinaciones atrevidas se puede recurrir a la regla del 60-30-10. ¿En qué consiste? En elegir un tono predominante (el 60 %) y después otros dos, en las proporciones restantes. Ojo, que hablamos de colores, es decir, que se aceptan es todas sus gamas. En decoraciones más neutras el predominante suele ser una paleta de blancos, grises, cremas... Con toques de otros. Pero los más osados pueden revertir la opción prudente y lanzarse: ¿Qué tal un salón con un 60 % de verde, un 30 % por ciento de otro color intenso (fresa, rojo...) y un 10 % de blanco o gris? ¡¡¡Vaya efecto!
Fuente: Elle Decor
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