En casa ya habíamos discutido la posibilidad de cambiar nuestras antiguas ventanas y renovarlas por unas herméticas de PVC. Nuestra principal motivación para el cambio era el ruido. Vivimos cerca de una avenida bastante transitada en el distrito de San Isidro y nuestro vecindario tiene una vida nocturna bastante agitada los fines de semana, por lo que el sonido de la calle que se colaba por las ventanas siempre nos desagradó.
Visto ahora, pienso que nos tardamos mucho en tomar la decisión, ya que el cambio fue inmediato. Las ventanas herméticas de PVC que instalamos insonorizan casi al 80% el ruido del tráfico y de la gente en la calle. Una vez que las probamos nos dimos cuenta de la diferencia. Antes de usarlas, casi nos habíamos acostumbrado a vivir con ese desagradable ruido exterior las 24 horas de día.
Ahora, con las ventanas herméticas de PVC, la casa de siente mucho más tranquila: nuestra calidad de sueño ha mejorado, mi esposo y yo descansamos mejor y podemos ver televisión o Netflix tranquilos los fines de semana. Casi no sentimos la bulla en la calle. Claro que ahora, con los nuevos lineamientos de distanciamiento social, no tenemos mucho movimiento en la noche, pero cuando todo vuelva más o menos a la normalidad ya tenemos nuestras ventanas herméticas para prevenir que el ruido vuelva a entrar a la casa.
Además de instalar las ventanas de PVC, también optamos por instalar una nueva mampara –también hermética– que separara el espacio del comedor con el pequeño jardín que tenemos en casa. La mampara nueva funciona también de maravilla, y lo pudimos comprobar en la última reunión familiar que hicimos en casa a fines del año pasado, meses antes que se declarara la cuarentena.
Ese día, en el jardín instalamos una pequeña parrilla, y los más jóvenes de la familia estuvieron conversando en esa zona. Con las mamparas abiertas, los dos ambientes –jardín y comedor– se integraron a la perfección. Cuando se comenzó a hacer de noche y la temperatura empezó a bajar un poco, los chicos se quedaron en el jardín, mientras que, en el comedor, y con las puertas de la mampara cerrada, nos quedamos los mayores de la familia. Así, pudimos conversar tranquilos, tener un tiempo lindo en familia sin que el clima frío nos molestara.
San Isidro es un distrito hermoso y nos encanta vivir aquí. Pero para quienes estamos en zonas concurridas el ruido es un problema. Para nosotros, instalar las ventanas herméticas fue la mejor decisión y se lo recomendaríamos a cualquiera que esté pasando por lo mismo y aún no decida bien qué hacer.
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