Mil Centro es un proyecto arquitectónico que busca recuperar y transformar las técnicas ancestrales y el uso de elementos naturales que materializaron la vida de las poblaciones originarias en el Perú. Así, poner en valor una visión arquitectónica basada en la relación directa con el entorno natural, material y cultural que busca intervenir.
El restaurante y centro de investigación gastronómico está bajo la dirección del chef Virgilio Martínez. Se encuentra al borde del Complejo Arqueológico de Moray, a 3680 m.s,n,m., a 53 km de la ciudad de Cusco, cerca de las comunidades campesinas de Misminay y Kaccllarakay.
Quien visita Mil, puede reconocer el paisaje de los Andes e integrarse a su geografía y ecosistemas por medio de los materiales y técnicas utilizados en su construcción. El techo, tejido a mano con fibra de ichu, utiliza una técnica que se remonta a la época de los Incas y un tipo de pasto originario de los andes en América del Sur.
En las fachadas exteriores se experimentó con un sistema constructivo basado en la mezcla de la tierra con resinas provenientes de los cactus. Esta resina impermeabiliza la tierra y la protege de la erosión de la lluvia. Gracias a este tratamiento, los muros exteriores se mimetizan con el entorno natural al poseer el mismo color que la tierra del valle.
Para el tratamiento de los muros interiores, se recolectaron distintos tipos de tierra de los alrededores, y se aplicaron en los salones. Predominaron las variaciones sutiles de los blancos y grises, cuyo resultado evidencia la diversidad de tonos y tipos de tierra que existen en un mismo lugar.
La escalera de ingreso al restaurante se diseñó con bloques de piedra trabajados por artesanos locales. Los pasos de la escalera se transforman gradualmente en pequeñas terrazas donde se siembran plantas nativas en referencia al complejo de Moray, ya que se cree que sirvió a los incas como centro de investigación agrícola.
Además, el proyecto buscó mantener una armonía con la botánica de la zona e integrar los procesos agrícolas y paisajistas a la experiencia gastronómica del restaurante. Moray se encuentra rodeado por huertas, a cargo de las comunidades vecinas, donde siembran una gran variedad de cultivos. Dentro del restaurante, los ambientes están organizados alrededor de un patio central de piedra y un jardín interior donde se sembraron especies nativas, y que da especial protagonismo al árbol de la queñua.
La arquitectura de Mil provee un lazo con las comunidades locales y da continuidad al legado histórico de sus tradiciones. Existe una relación estrecha entre el material, el clima, la altura, la historia y las tradiciones artesanales de cada lugar. Con Mil, el estudio entiende que este vínculo no se reduce al plano simbólico: al guiarse de él, pudo obtener resultados tan concretos como reducir el impacto en áreas de preservación y evidenciar que los materiales naturales del lugar son más sostenibles que los que predominan en las construcciones de Cusco moderno.
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