Este impactante edificio formará parte del famoso horizonte urbano de Manhattan y además, ayudará a combatir el cambio climático.
El papel de la arquitectura en la lucha contra el cambio climático se ha vuelto cada vez más esencial. Es necesario que los arquitectos y diseñadores hagan un énfasis en la sostenibilidad de sus proyectos, ayudando así a la disminución de los gases causantes del efecto invernadero.
Siguiendo esta necesidad, desde hace algunos años hemos visto un auge en la construcción de edificios sostenibles que asemejan a grandes bosques verticales y que integran en el diseño sistemas activos y pasivos con el fin de brindar las mejores soluciones posibles a los usuarios, disminuyendo la huella de carbono.
Con esta premisa en mente, el estudio francés Rescubika ha diseñado “Mandragore New York” la que se considerará como la torre residencial sostenible más alta del mundo, con 737 metros de altura, y se ubicará en el corazón de la Isla Roosevelt, entre Manhattan y Queens, al sur del famoso Puente de Queensboro.
Como su nombre lo indica, el concepto del edificio surgió de la mandrágora, una mítica planta cuya forma le da un ligero aspecto humano, razón por la cual se le puede encontrar en un sinfín de leyendas y en la cultura popular, ya que siempre se le han atribuido virtudes extraordinarias. Al igual que la mandrágora, el proyecto es una evocación de la figura humana, de un movimiento corporal que es sinónimo de vida.
Este simbolismo corporal hace que nos enfrentemos a nuestro propio destino, el cual nos recuerda que debemos preservar nuestro entorno para continuar viviendo en una correcta simbiosis con la naturaleza. Es por ello que la torre fue diseñada para funcionar como un enorme captador de carbono que ayude a disminuir las emisiones de dicho gas. En términos generales, es un sumidero de carbono -un depósito que absorbe el carbono que circula en la biosfera- el cual es atrapado y procesado por la materia orgánica.
Por lo tanto, los sumideros de carbono ayudan a eliminar el CO2 de la atmósfera y juegan un papel clave en la lucha contra el efecto invernadero. Sin embargo, lograr la neutralidad del carbono para 2050, es un objetivo ambicioso pero es la solución para reducir la temperatura global y luchar correctamente contra el cambio climático. Para lograr esto, la torre implementa varias medidas que favorecen la descarbonización: energías pasivas como un pozo canadiense o provenzal cuya función primordial es calentar el aire en invierno y enfriarlo en verano a través de energía geotérmica.
Se trata de una red subterránea de tuberías que funciona para intercambiar el calor del binomio aire-tierra, es decir se basa en la diferencia entre la temperatura del aire capturado en el exterior del edificio y la del suelo, que tiende a ser constante cuando se alcanza la profundidad suficiente. Así mismo, se incentivarán nuevos métodos de producción que colaboren con esta lucha, como el teletrabajo o “home office” ya esto reduce el uso del automóvil; cada uno de los departamentos tendrá un espacio destinado al establecimiento de una oficina.
De la misma forma, la sobriedad energética es un concepto político que tiene como objetivo reducir el consumo de energía a través de cambios en el estilo de vida y transformaciones sociales. Esto se realiza limitando los bienes y los servicios producidos consumiéndolos en un nivel adecuado. Además, gracias a la naturaleza de los materiales, a la formalidad del edificio y al gran número de plantas y arbustos, se reduce, contiene y procesa el carbono.
Fuente: AD
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