América Latina recorrió un largo camino a través de los movimientos que le dieron identidad a su arquitectura.
Los movimientos arquitectónicos por los que han atravesado Latinoamérica son el reflejo de su búsqueda de identidad desde el siglo XVI hasta la contemporaneidad. A lo largo de siglos, Latinoamérica adoptó movimientos como consecuencia de su conquista, que derivó en una apropiación de corrientes europeas para su posterior mezcla y transformación según la arquitectura vernácula.
Si bien, es difícil definir el movimiento arquitectónico que rige hoy día en Latinoamérica, si podemos encontrar tendencias evidentes donde México, Argentina, Brasil y Chile son epicentros de observación y aplicación arquitectónica con sensibilidad; diseño con responsabilidad social en proyectos culturales y de paisaje, uso inteligente de materiales así como entendimiento de su entorno físico, geopolítico y cultural plasmados a través de obras públicas y de vivienda, pero sobre todo, la capacidad de reflexión consciente es lo que invita al resto del mundo voltear y estudiar la arquitectura latinoamericana.
Por otro lado, la imagen urbana actual es una confluencia de épocas y movimientos que dejan huella del proceso de evolución que ha desarrollado por décadas, por medio del reconocimiento histórico y la exploración que pretende otorgar identidad nacional, y a continuación te enlistamos los movimientos arquitectónicos que predominan en la escena latinoamericana.
Movimiento arquitectónico presente en Latinoamérica, ya sea de la mano de la arquitectura andaluza, portuguesa e incluso francesa, se caracterisa por el uso de elementos europeos tales como configuración alrededor de patios centrales, fachadas con simetría, techos a dos aguas, uso de muros de ladrillos o piedra y por lo regular, no mayor a tres niveles.
El movimiento neoclásico es una interpretación derivada de la antigua arquitectura clásica grecorromana y los principios establecidos por Vitrubio, y que, al menos en Europa, surge en contraste de la Revolución Industrial. En Latinoamérica, sin embargo, no se ve como un movimiento de respuesta, sino como una tendencia europea insertada y replicada desde el siglo XVIII al XIX.
Movimiento de transición característico por una arquitectura elegante con estética equilibrada a principios del siglo XX. El art déco en su tendencia modernista marca la pauta de los movimientos arquitectónicos venideros, pues es el primero que buscó establecerse sin regresar la mirada al pasado. Aunque nació en París, tuvo auge principalmente en Estados Unidos, y Latinoamérica se apropió de su estilismo rápidamente en edificios de los que destacan los rascacielos, los cines y teatros de la primera parte del siglo pasado.
Bajo la filosofía de la funcionalidad, este movimiento arquitectónico busca la función sobre la estética, abandona, por lo tanto, el ornamento y las decoraciones que no son propias de los elementos estructurales de la obra. Latinoamérica toma inspiración de Europa y Estados Unidos quienes fueron pioneros del movimiento, pero el modernismo es el precursor de la búsqueda de identidad y el sentimiento de nacionalismo que empezará a invadir a la arquitectura contemporánea. Del modernismo deriva el brutalismo, un movimiento que comparte ideologías de funcionalidad al tiempo que acentúa la sinceridad arquitectónica por medio del concreto y su exposición franca así como masiva en los edificios.
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