El proyecto se ubica al frente del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, en el cruce de la Av Tomás Valle y la Av. Elmer Faucett. Se trata de una construcción de 9 niveles y 2 subsuelos en 12,000 m2, con 179 habitaciones, salas de reuniones, restaurante, bar, piscina, gimnasio y todos los programas propios de un hotel.
Este proyecto busca transformar el ingreso a la ciudad de Lima-Callao. Una esquina constituida por un cruce vehicular intenso y congestionado, con paraderos y comercios informales. Rodeado de grandes muros ciegos, el visitante que llega a la ciudad es recibido por un espacio cedido a los grandes avisos publicitarios.
El reto fue importante: afrontar la escala urbana-metropolitana en un contexto de bordes indefinidos y poca presencia de la arquitectura. Un hotel de marca de estándares globales, en un entorno genérico, informal e indefinido, con bordes y vacíos urbanos; al frente de la puerta de entrada al mundo del país. Con nueve pisos (que no son muchos en partes más consolidadas de la ciudad), se trata del edificio más alto en varios kilómetros a la redonda. Asimismo, el edificio se encuentra en un lote exento de otras construcciones en sus cuatro lados, una situación atípica en la ciudad, donde la gran mayoría tiene solamente un frente.
Se abrieron más de 100 metros lineales de muro ciego abriendo el edificio a la ciudad. En un espacio tradicionalmente asociado al peligro, rodeado de vehículos, la acción es particularmente valiente. Asimismo, mediante acuerdos con la ciudad y el centro comercial vecino, el hotel se hace cargo de los jardines del exterior y los espacios públicos inmediatos. En muchas zonas consolidadas y céntricas de la ciudad muchos edificios no hacen lo que este proyecto logra en un distrito mayoritariamente de construcciones industriales y de vivienda informal.
Más del 70% del proyecto en el primer nivel está conformado por mamparas de vidrio transparente que genera conexión visual al exterior. El hotel y sus actividades se transparentan al peatón promoviendo la seguridad de la calle. Al ser vistos las personas que transitan por la nueva plaza pública, se sienten protegidos. El hotel funciona 24 horas, 7 días a la semana, por tanto la iluminación es permanente, por lo que la calle se mantiene y se siente siempre protegida. Es una acción secundaria al funcionamiento principal del hotel, pero para la ciudad es un aspecto fundamental para lograr mejores y más inclusivos espacios públicos.
Un proyecto de hotel tiene siempre un componente muy definido: las habitaciones. Éstas no solamente no son el fin de la existencia de un hospedaje sino que además, están estudiadas al milímetro en cuanto a sus dimensiones, características y contenidos por los estándares de las grandes marcas.
Por otro lado, lo indefinido son las “áreas públicas”. A pesar de existir un contenido programático básico, existen muy pocas reglas que determinen los “espacios públicos” del hotel. En ese sentido, este proyecto se abordó desde la exploración arquitectónica de dichos espacios, para convertirlas en una continuación de las dinámicas de la ciudad. Se propuso un gran interior urbano, en contacto directo con el exterior y líquido en su posibilidad de variación en el tiempo, integración y múltiples posibilidades de uso en una espacialidad compleja.
Parte importante de la propuesta fue que la expresión material de la arquitectura sea suficiente para no requerir “decoración”. Es decir, la imagen del hotel al público no contiene elemento alguno no considerado como parte del proyecto arquitectónico: superficies, luminarias, mobiliario. La propuesta plantea diferenciarse de las edificaciones altas recientes de la ciudad: grandes superficies forradas en cristal, carentes de toda expresión tectónica y en la mayoría de los casos, además, de relación con el espacio público. Pareciese que, en la actualidad, el diseño de las fachadas corresponde exclusivamente a los grandes proveedores de muros cortinas, ya no tanto al Arquitecto.
El proyecto del hotel plantea desde el inicio hacer suya la expresión de la edificación a través de sus elementos constructivos y estructura. Una estrategia que permite ahorrar en revestimientos costosos o superficies grandes de vidrio, que luego sean difíciles de mantener. La composición se realiza de manera tripartita: un cuerpo sólido; un remate superior con una volumetría virtual a escala urbana; y una “base” permeable con transparencia hacia el espacio público circundante. Se trabajó cuidadosamente los primeros pisos a nivel estructural para que las grandes columnas estuvieran exentas de vigas en sus tres niveles; reto importante dada la normativa sísmica del país.
Para ello, buena parte de la losa del primer piso es de estructura metálica, que se apoya sobre las vigas del nivel inferior. Esta estructura metálica sirve además de arriostre y límite para el muro de vidrio logrando un espacio fluido de mucha ligereza. Esto permitió la realización de pruebas de encofrados, específicamente de las grandes columnas de triple altura las cuáles desde su base inferior logró realizarse como parte del vaciado estructural.
Fuente: ArchDaily
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