El estudio CROX ha materializado el sonido de un instrumento tradicional chino en una estructura de metal que descansa sobre una colina.
En la ciudad china de Liyang, en torno a un lago, un barrio está naciendo. La urbe, que comienza una nueva expansión, ha decidido no perder de vista su pasado y abrir un museo que recoja su historia. Los encargados de dar forma al centro que lo acogerá han sido los arquitectos del estudio CROX que se han inspirado en la herencia cultural de la ciudad y, más en concreto, en el guqin, un instrumento tradicional de siete cuerdas de seda con un sonido sutil y refinado apodado en el país como "el padre de la música china". Según la leyenda recogida en un libro de la Dinastía Han Posterior, Can Yong, el gran escritor y músico del siglo II, escuchó el crepitar de una madera de paulownia en una hoguera y le pareció un sonido con tanta calidad que decidió rescatarla del fuego y hacer con ella un instrumento, el guqin. El sonido de este instrumento es el que han querido plasmar en el museo Liyang y lo han materializado con una estructura curvada de planchas de aluminio en diferentes tonalidades de marrón que recuerdan a las vetas de madera del guqin. Parte de la construcción reposa sobre una colina verde artificial, quedando otra parte de ella suspendida.
"Vemos la arquitectura, tanto el espacio interior como el exterior, como parte de la naturaleza. Son espacios que conectan a los humanos, la tierra y todo en el universo", explican los arquitectos. Por este motivo, un factor clave en este diseño fue la conexión entre el interior y el exterior, tanto visualmente, en términos de líneas y flujo general; como físicamente, en términos de puntos de acceso y rutas. La entrada del museo se encuentra debajo de la colina, que es recorrida por varios puentes y caminos que dirigen hacia la estructura que, al estar suspendida, puede atravesarse completamente por debajo. Un hueco en el centro deja ver el cielo mientras la recorres.
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