El Mirador cumple su función al estar localizado en uno de los extremos del predio, donde la altura permite ver el emblemático lago de la zona. Fue proyectado respetando al máximo el bosque donde está emplazado, anclándose a su topografía y reduciendo el impacto constructivo. Se integraron en su construcción materiales de la región y se reciclaron durmientes de antiguas vías de ferrocarril para hacer el recubrimiento exterior.
La estructura es un sistema combinado de elementos en acero y polines de madera y los muros de contención están hechos de piedra de la zona. Gran parte de los muros interiores están forrados en madera de roble blanco que le da un toque de calidez a los espacios sin dejar de ser contemporáneo.
El programa se compone por una gran sala familiar que se conecta al exterior ampliando el área social hasta la terraza principal. Cuenta con una recámara y baño vestidor. La cocina tiene con una gran barra en piedra slate que sirve de comedor y área de preparación. El programa tan relajado y su disposición en el espacio refuerzan el carácter de esparcimiento y de intensa vida social para el que fue proyectado. El acceso principal recibe con un gran espejo de agua que remata en un abrevadero para los caballos, mientras que un muro bajo en madera de durmientes oculta el área para estacionar el auto.
El Mirador queda semienterrado en uno de sus lados con el fin de proteger los espacios habitables del clima frío del valle. El diseño del pabellón se articuló en torno a la vegetación, las vistas y los acabados rústicos.
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