Así como el Perú es reconocido por su comida o por su música como representación cultural, el intento por que su arquitectura también lo sea, se ha convertido en una de las motivaciones más importante de nuestro trabajo.
Este intento lo realizamos de una manera más intuitiva que racional, más sintiendo y reaccionando a nuestra propia naturaleza que analizando o justificando nuestras acciones con historia o referentes. Es así como presentamos esta casa a nuestros clientes y es así como aprendimos o comprobamos los muchos complejos que tenemos los peruanos para reconocernos como tales.
En nuestro medio, resulta más difícil intentar ofrecer arquitectura peruana que arquitectura con tendencia foránea, complicandose el intento cuando muchas veces los encargos llegan con pedidos específicos de estilos ajenos a lo que tendría que ser en un contexto propio. La casa Verónica fue una gran oportunidad para explorar esta búsqueda de lo propio en un contexto que más bien se relaciona mejor con el gusto internacional.
La intervención fue concebida como el encuentro feliz entre lo artificial y lo natural.
Así, una piscina de casi 40 metros de largo y una escalera de varios niveles son los elementos arquitectónico paisajista que permitieron la integración con el lugar buscando siempre el equilibrio entre lo natural (la roca del lugar) y lo artificial representado por la arquitectura misma.
La zona social está a nivel de la terraza piscina en una plataforma elevada, esculpida en el cerro, misma que tiene un cerramiento vidriado basado en un sistema de rieles que permiten que todas las mamparas se junten en el lado norte de la casa logrando integrar los ambientes de sala, comedor, cocina con la terraza y piscina.
Las zonas íntimas son acomodadas en un volumen de dos niveles que "flota" sobre la mencionada terraza.
Dicho volumen arquitectónico genera un diálogo agradable con la roca tanto del lado norte como sur del lote, mediante una composición volumétrica que podría interpretarse como la geometrización de la naturaleza del lugar.
La materialidad de la casa se resuelve con el uso equilibrado de cinco materiales principales: Granito lavado y pulido, con colores derivados de la roca natural del contexto.
Concreto expuesto, aplicado a elementos arquitectónicos específicos, como a una viga artística que sirve de soporte del sistema de vidrios en el nivel de la terraza, al igual que en algunos pasos de la escalera principal y en marcos de ventanas y puertas.
Madera shihuahuaco, en balcones y terrazas elevadas.
Muros y techos, pintados de blanco y vidrios, en lo posible creando volúmenes.
En conclusión se intentó una casa que se sintiera cómoda en el lugar recurriendo a lo único que puede unir a una comunidad, su cultura.
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