Arquitectura

ASA North transforma la destilería de cerveza de Teherán en el museo de arte Argo Factory

El estudio estadounidense Ahmadreza Schricker Architecture North ha rematado una fábrica de cerveza de la década de 1920 en Teherán con una serie de distintivos techos de hormigón para crear un museo de arte contemporáneo .

Ubicada en el distrito del centro de la ciudad, la Fábrica Argo de 1.700 metros cuadrados es el primer museo de arte privado creado en la capital de Irán desde 1979.

Ahmadreza Schricker Architecture North (ASA North) , con sede en Nueva York, diseñó Argo Factory para la organización sin fines de lucro The Pejman Foundation para albergar su colección de arte.

La destilería, que una vez se utilizó para producir una cerveza llamada Argo, fue elegida por su ubicación central con el objetivo de atraer más actividades culturales al espacio.

“Fue muy interesante para nosotros convertir una modesta fábrica de cerveza industrial, que forma parte del patrimonio industrial de la ciudad, construida hace unos 100 años, en un museo de arte contemporáneo internacional del siglo XXI”, reflexiona el estudio.

"Ha sido citado como un catalizador para la renovación de las estructuras vecinas, estimulando la revitalización en el centro de Teherán y la mayoría de las galerías también han comenzado a regresar al distrito del centro como resultado de la reactivación de esta zona central históricamente significativa".

El objetivo de ASA North para el museo, conocido como Centro Cultural y Museo de Arte Contemporáneo Argo Factory, era dar nueva vida al edificio en lugar de centrarse únicamente en su conservación. Para lograrlo, llevó a cabo su trabajo conceptual inicial con Patrick Hobgood y su estudio estadounidense Hobgood Architects.

"Nuestra respuesta arquitectónica a Argo Factory fue ofrecerle una 'segunda oportunidad' en lugar de 'preservación'", explicó el fundador del estudio, Ahmadreza Schricker.

"Reunimos nuestros cerebros para considerar la historia del sitio, la intención original de sus arquitectos industriales y, lo que es más importante, los espacios de exhibición que exigía la Fundación Pejman y nuestro objetivo era unirlos en un híbrido sostenido localmente", dijo Schricker a Dezeen.

En el interior, Argo Factory comprende seis galerías distintas, junto con espacios para eventos, una biblioteca, una oficina, una tienda y un estudio para el programa de residencia de artistas del museo.

También hay una plataforma de observación que rodea la chimenea original del edificio y un bar que sirve cerveza de barril sin alcohol como un guiño al uso anterior del edificio.

El primer paso de la intervención de ASA Norte fue apuntalar el edificio existente sin perturbar sus paredes de ladrillo originales. Hecho de una mezcla de hormigón y acero, sus nuevos cimientos fueron diseñados por Behrang Bani Adam y aseguran que el edificio sea resistente a los terremotos.

Una alteración más visible por parte del estudio es la adición de cinco techos de hormigón, que reemplazan a los originales que habían sido sustraídos de la fábrica mientras estaba abandonada.

"La estructura de Argo estuvo abandonada durante los últimos 57 años y durante este tiempo, el material del techo fue despojado y sus vigas llevadas por los vecinos, la fábrica estaba sin techo y en un estado desolado", explicó Schricker.

Moldeados a mano, estos techos de hormigón cuentan con estrías diseñadas para hacer eco de las cubiertas de metal de los edificios tradicionales cercanos. También parecen flotar sobre las paredes de la fábrica.

El diseño y la ubicación de los techos son clave para mantener las condiciones climáticas requeridas en las galerías del museo, ya que ayudan a mantener el calor y filtran la luz hacia las galerías de techos altos que se encuentran debajo.

Otras alteraciones del armazón original del edificio incluyen la renovación de sus fachadas de ladrillo, que tienen un patrón de enlace flamenco y están expuestas internamente en algunos lugares.

Los ladrillos de la estructura original se reciclaron y reutilizaron en lo que el estudio describió como "un esfuerzo arqueológico obsesivo", aunque algunos tuvieron que ser reemplazados. Para distinguir entre elementos originales y nuevos, se utilizó un tipo diferente de mortero.