Cuenta con 8 premiaciones de arquitectura por la calidad de sus proyectos
Arturo Carrillo, fundador de P11 arquitectos, está considerado actualmente como uno de los exponentes más importantes de la arquitectura mexicana. Oriundo de Mérida, Yucatán, viene llevando en alto el nombre de su firma, despuntándose como una promesa de la arquitectura desde sus inicios universitarios, ganando el XV concurso ENEA (Encuentro Nacional de Estudiantes de Arquitectura) y el XIX concurso a la composición arquitectónica.
En el 2005 crea la firma P11 ARQUITECTOS, despacho formado por jóvenes arquitectos, dedicado al desarrollo y supervisión de proyectos arquitectónicos, el cual se fundamenta en una arquitectura con concepto, que no solo resuelva los problemas y las necesidades del usuario, sino que proponga soluciones únicas a las condiciones específicas de cada proyecto.
Durante su trayectoria ha obtenido más de siete premios por sus proyectos. Este 2019 ha sido reconocido como finalista el Premio Nacional Firenze Entremuros y ganador del primer lugar en la categoría residencial en el Premio Península AAI por su último proyecto, “Un patio”.
Su obra ha sido publicada en libros, revistas y sitios web enfocados en la arquitectura, tanto a nivel nacional como internacional.
UN PATIO
Es un proyecto de vivienda unifamiliar, ubicado al norte de la ciudad de Mérida en el estado de Yucatán, en un terreno rectangular de 24 x 39 m aproximadamente, con orientación oriente-poniente.
El proyecto se plantea para una familia en donde la convivencia con el arte es fundamental, se conceptualiza un espacio central, en donde convergen cotidianamente el arte, el usuario y los elementos naturales, dando como resultado un cuadrángulo que contiene “Un Patio” central concéntrico, el cual responde a un juego de volúmenes intersectados.
La intersección entre los volúmenes está marcada por el uso de distintos materiales, en el primero, los muros exteriores, interiores y losas se encuentran totalmente recubiertos con una mezcla de concreto y agua de chukum (árbol endémico de la región), acabado característico de la zona, de nulo mantenimiento y fuerte identidad yucateca, siendo este un material altamente sustentable. Como contraparte el segundo volumen, con menor dimensión y mayor altura, está recubierto con un acabado color blanco, enfatizando la volumetría general, en este se encuentra la sala, el comedor, un estudio y la terraza a doble altura contenida dentro del margen de una viga de acero sobre la cual descansa una celosía de concreto que dota de leguaje e identidad a los distintos volúmenes.
El patio central expresa la relación entre el espacio interior y exterior, este se traza a partir de un álamo inscrito en el terreno, convirtiéndose en el corazón del proyecto y concibiéndose como un espacio vestibular concéntrico, en donde los recorridos son acompañados por el arte, entradas de luz natural y ventilación, mediante el uso de celosías de block de concreto y ventanales de cristal que generan un espacio de contemplación y cuya atmósfera va cambiando con respecto a la incidencia solar, otorgando control de la luz, humedad y ventilación para la preservación adecuada de pinturas y esculturas pertenecientes a la colección de los clientes.
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