Mezcla el estilo nórdico y el étnico inspirándote en estas ideas para poner un toque diferente en las paredes de tu casa.
El eclecticismo y la mezcla son claves a la hora de acertar con la decoración. Pero a la hora de fusionar estilos no todo funciona. Dos looks que, aunque a priori pueden parecer dispares, quedan perfectamente juntos son el nórdico y el étnico. El estilo escandinavo resulta un básico con el que es imposible equivocarse: el color blanco, muebles de madera, sencillez, luz... En los países del norte de Europa siguen una filosofía muy minimalista en cuanto a decoración, sobria, asceta, libre de ornamentos excesivos. Además, el uso del blanco llama a la luminosidad, llena de claridad los ambientes, algo muy necesario por esas tierras por razones evidentes. El diseño nórdico ha constituido desde siempre un icono de modernidad y algunos de los grandes hitos en arquitectura la creación de muebles, iluminación y complementos del siglo XX llevan la firma de daneses, finlandeses, islandeses o suecos.
Pero quizá a algunos resulte poco arriesgado, un look plano, como poca potencia estética. Incluso aburrido y frío. Así surge el estilo Noretnic, que introduce en una decoración de base nórdica ciertos toques que ponen calidez y un punto rústico que enriquece cualquier ambiente: objetos de fibra natural, piezas de artesanía, colecciones tribales, textiles hechos a mano, recuerdos de viajes exóticos... Para acertar la mesura es clave: dale pinceladas étnicas, por ejemplo, en las paredes. Estos detalles quedan perfectos sobre el fondo blanco y lucen mucho. Mira estas 10 ideas para decorar la pared blanca y hazlas tuyas: una estantería en la cocina con piezas de barro, unos apliques de rafia o mimbre, espejos de caña colocados en una composición dinámica, tapices de macramé –una labor tradicional ultrademoda–... ¡Atrévete!
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