El estudio de la vivienda social en Latinoamérica, en esta ocasión se debate sobre los procesos de trabajo y el sistema operativo de la construcción.
Alternativas viables y un enfoque innovador
La tradición constructiva vernácula se considera de nuevo como un proveedor de soluciones necesarias para los problemas de la vivienda en el mundo contemporáneo. Utilizando tipologías tradicionales y materiales locales, la gente puede construir un tejido urbano mucho más barato comparado con los métodos de construcción industrial que nosotros, de los países occidentales desarrollados, aceptamos sin cuestionar. Mirando todas las soluciones para la vivienda masiva, muchas, si no la mayoría de ellas, pueden ser consideradas como fracasos tanto desde el punto de vista social así como en el sentido tectónico. Ofrecemos aquí un enfoque alternativo al tema de la vivienda, con la perspectiva de la sostenibilidad a largo plazo. Y aún más importante, creemos que el punto esencial es tratar de ayudar a unir a los residentes a su entorno construido.
Una secuencia explícita de códigos generadores para construir viviendas en una Greenfield (área verde sin construcciones, virgen) o en una Open Brownfield (región con construcciones, generalmente industriales o comerciales, que han sido sometidas a abandono, desmontaje y disoccupation posterior) se utiliza en proyectos reales diseñados y construidos por Christopher Alexander (como se detalla en el Nature of Order, 2001-2005). También realizamos extensas referencias a la obra anterior del mismo arquitecto Un Lenguaje de Patrones (1977).
Hemos investigado los problemas polifacéticos desde un enfoque innovador de la vivienda social que ayuda a establecer la propiedad emocional y social para los residentes. Ofrecemos soluciones prácticas que están en gran desacuerdo con las propuestas urbanas actuales dadas por las agencias gubernamentales y otras organizaciones no gubernamentales bien intencionadas. Aclaramos nuestras objeciones y ofrecemos lo que consideramos alternativas implementables. En este sentido, esperamos poder resolver los problemas monumentales de la vivienda en el mundo, utilizando las energías y aspiraciones de los propios residentes.
Identificamos algunos de los problemas que nos enfrentamos debido a una forma establecida de hacer las cosas durante las últimas décadas. Existen problemas de percepción y aquellos que se deben a una ideología, y estos se mezclan con otros problemas genuinos de implementación innovadora. Creemos que podemos resolver todos estos problemas, pero no antes, más bien, de entenderlos claramente.
En concreto, estamos perdiendo nuestro tiempo proponiendo soluciones prácticas al mismo tiempo que los gobiernos y la industria de la construcción confían ciegamente en los dogmas y a una “moda” de la arquitectura. Como están profundamente arraigados en el mundo académico y en una clase intelectual privilegiada, y son promovidos impensablemente por los medios de comunicación mundiales, será una ardua lucha para alcanzar nuestros objetivos. La mayoría de los arquitectos parecen dispuestos a sacrificar la vivienda adaptable para la humanidad, siempre y cuando puedan mantener su ideología de formas estériles. Esperamos poder revertir esta situación, volviendo al método de proyectar abajo-hasta-arriba.
El problema difícil es la reurbanización de la favela para hacerla una parte aceptable del tejido urbano. A veces, esto no se puede hacer. Discutimos una estrategia de refuerzo para cuando sea factible hacerlo. Analizamos algunas dificultades para entender la vida de un residente, como, por ejemplo, su necesidad económica de estar cerca del centro. Esto hace que la vivienda social construida en las afueras de la ciudad sea poco atractiva. También hacemos hincapié en los grandes esquemas que pueden convertirse en desastres económicos, y culpamos a los arquitectos por imponer formas modernistas a las viviendas sociales. Esa geometría se vuelve hostil para los residentes. Pero también culpamos a los propios residentes por rechazar las tipologías urbanas y de vivienda adaptables, deseando las imágenes estériles del modernismo.
Estrategia de mantenimiento concentrada en el usuario
A menos que se tomen previsiones desde el principio para el continuo mantenimiento del ambiente construido, se volverá disfuncional. Las favelas y los proyectos de vivienda social pueden enfrentar serios problemas, pero algunos con claramente menos éxitos, en sentido social, que otros y su deterioro físico se incrementa con el tiempo. Esta idea se sostiene con la concepción orgánica del tejido urbano. Todos los entes vivos requieren cuidado continuo y reparación: es parte de estar vivo. Debemos distinguir dos componentes de la vida misma como dos mecanismos separados: genéticos y metabólicos. Los procesos genéticos construyen al organismo en un principio, mientras que los procesos metabólicos lo mantienen funcionando y lo reparan continuamente.
Los mismos procesos, o sus más cercanas analogías, se aplican al tejido urbano como ente orgánico. Una vez construido debe incorporar a sí mismo los mecanismos para su mantenimiento. El mantenimiento no se da en un proceso “de arriba hacia abajo”. Estamos decepcionados ante la negligencia generalizada de las fuerzas responsables de la evolución temporal del tejido urbano y de lo que se requiere para mantenerlo en un orden saludable. Mucha gente tiene de algún modo una concepción irreal y estática de la forma urbana. El modelo orgánico marca ciertas recomendaciones:
La habilidad de los dueños para mantener sus bienes inmuebles no puede alcanzarse pidiéndoles que inviertan tiempo con una autoridad central (con la habilidad de echarlos por inconformidades). El “mantenimiento” debe estar relacionado con la “gobernabilidad”. En el re-desarrollo de Columbia Point, Boston, la compañía desarrolladora firmó un acuerdo que dividía el manejo y control de responsabilidades con los residentes en un 50/50. El problema tradicional con la vivienda pública ha sido que la gente da mantenimiento al interior de su vivienda, pero no existe una capacidad colectiva para tomar la responsabilidad del exterior. La solución para el “espacio defendible” fue privatizar o eliminar en lo posible las áreas públicas — solución expresada en la geometría del proyecto. Esto, sin embargo, provocó un creciente aislamiento y un cambio fundamental hacia una sociedad introvertida.
Un “código de responsabilidad”
La mejor solución es un patrón simple de distinciones bien definidas entre espacios públicos y privados, MAS una capacidad colectiva para hacerse responsables del espacio público. Algo de esta capacidad tiene que ver con un diseño que facilite “los ojos en la calle” (pórticos frontales, ventanas, etc.) pero éstos sólo funcionan si están respaldados con condiciones de confianza, reciprocidad y eficacia colectiva. La gente frecuentemente olvida que el vecindario de Jane Jacobs funcionaba no sólo porque la gente podía vigilar la calle, sino porque la gente tenía un sentido de obligación como miembros de cierta comunidad (Jacobs, 1961). Ella describió una característica del ambiente social a la que ahora nos referimos como “capital social”. Así es como se crea un “código de responsabilidad” efectivo. Si trata de imponerse (como lo hacen las autoridades en vivienda), entonces se obtendrá inconformidad general en el sentido de que ningún mecanismo de refuerzo (no importa qué tan invasivo sea) puede arreglar.
La propiedad de las casas parece ser un aspecto que impulsar, bajo toda evidencia. Sin embargo, no es verdad que los arrendatarios no puedan ser capaces de dar mantenimiento a su ambiente. Los dueños pueden hacerse responsables siempre y cuando tengan equidad en sus casas, es decir, estén motivados y preocupados por elevar el valor de su propiedad. Los arrendatarios también pueden participar, pero solo si las relaciones sociales involucradas no se reducen a un nexo puramente monetario — esto es, cierta cantidad por metro cuadrado de renta mensual. Es posible (y a veces pasa) que los arrendatarios eleven su “inversión“ en el valor del uso de un lugar, dependiendo en gran medida del beneficio de ciertas redes de relaciones sociales que definen el vecindario. (Cabe resaltar que el vecindario de Jane Jacobs no era habitado por los dueños.)
También es importante incluir una mezcla de oportunidades de renta y propiedad. No todos desean cargar la responsabilidad de ser dueño de una casa y no todos pueden mantener una casa. Uno de los aspectos logrados en la “vivienda social” debería ser que los costos diarios de la vivienda sean subsidiados, y no solo el precio de compra. Se debe pensar la manera de cohabitar en donde se han logrado este tipo de cosas.
Alguna de las ideas del movimiento de cohabitación debería de incorporarse para ayudar a asegurar el mantenimiento. Para aquellos que no están familiarizados con este termino, cohabitar se refiere al conjunto de casas en un predio común, que usualmente incluye una construcción para reuniones y comidas de la comunidad — ver Patrón 37: CONJUNTO DE CASAS en Alexander et al. (1977). En nuestra experiencia el patrón funciona mejor cuando los residentes de clase media están fuertemente relacionados por una creencia religiosa, como en el kibbutz israelí o algunas sectas cristianas. Por otro lado, ¡tener la pobreza en común no es un factor suficientemente unificador!
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