Materiales predominantes: estructura en madera de quinilla (manilkara bidentata), cubierta en hoja de palmera (irapay, shebon), cerramientos exteriores en estructura de quinilla y malla metálica, revestimientos interiores en madera de capirona (calycophyllum spruceanum), pavimentos en quinilla y shihuahuaco (Dipteryx Micrantha).
Ani nii Shöbo, Casa grande de la Selva en lengua shipibo, es un centro de sanación y reserva natural basado en la medicina tradicional del pueblo shipibo.
El proyecto se ubica en la rivera de una laguna cercana a la comunidad nativa de San Francisco de Yarinacocha en la región de Ucayali en la amazonia peruana. El sistema fluvial del río Ucayali determina este paisaje y sus ecosistemas con un régimen de crecidas estacionales de hasta 8m que inundan y conectan vastas áreas ribereñas. El proyecto consiste en una serie de programas que se ubican a lo largo de este borde variable entre el bosque y el agua.
El programa consta de habitaciones para visitantes, una casa de voluntarios, una casa de ceremonias (maloca), un comedor y espacios de servicio.
La situación de los árboles y las vistas fue decisiva para el emplazamiento del programa. Era importante preservar y poner en valor condiciones preexistentes, favoreciendo la vista de las cabañas al lago y situando el comedor bajo un grupo de viejos pachacos, árboles nativos con un tronco esbelto y blanquecino, contrastante con el volumen propuesto.
El proyecto se basa en el uso de materiales locales, cómo maderas de quinilla y capirona, y techumbres de hoja de irapay. La lógica constructiva fue buscada en la observación de la arquitectura vernácula, de manera que el proyecto pudiera ser construido por artesanos locales. Se usó una grilla estructural que permite simplificar la modulación constructiva, así cómo soluciones acordes al oficio local.
Para adaptarse al clima extremadamente caliente y húmedo de la región, los pueblos de Amazonía han desarrollado un sistema de reglas sencillo pero específico, creando una arquitectura basada en el uso de materiales del entorno inmediato. Las casas de los shipibo tienen techos altos hechos de hojas de palmera con una pendiente pronunciada que favorece el escurrimiento de agua, mientras que el aire caliente se concentra en la parte superior del volumen, creando una sombra fresca y ventilada. En este espacio una cubierta, que es a la vez el suelo y la mesa de la casa, concentra las actividades cotidianas, dando lugar a las comidas y las largas conversaciones acompañadas de los oficios artesanales.
Este fue el rol que encontramos para el comedor colectivo: una gran casa shipibo. El comedor puede quedar completamente abierto o cerrado produciendo una terraza cubierta continua con una envolvente ventilada.
Márgenes exteriores cubiertos crean un contorno sombreado a las habitaciones y un umbral intermedio para la vida cotidiana. Los muros mismos tienden a fusionarse con el techo o se desvanecen en una superposición de pantallas permeables.
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