Un material ligero y resistente que mejora la eficiencia energética y reduce el impacto ambiental.
El hormigón celular ha emergido como una alternativa innovadora en la construcción gracias a su ligereza, aislamiento térmico y facilidad de instalación. Fabricado con una mezcla de cemento, arena y agentes espumantes, este material tiene una estructura porosa que lo hace considerablemente más liviano que el hormigón convencional.
Uno de sus principales beneficios es su capacidad de reducir la carga estructural en edificios, permitiendo diseños más eficientes sin comprometer la resistencia. Además, su composición mejora el aislamiento térmico y acústico de las edificaciones, reduciendo la necesidad de sistemas de climatización y contribuyendo al ahorro energético.
El hormigón celular también destaca por su sostenibilidad, ya que su producción requiere menos materias primas y genera menos emisiones de CO₂ en comparación con el hormigón tradicional. Su versatilidad lo hace ideal para viviendas, edificios comerciales y hasta proyectos industriales.
A medida que la industria de la construcción avanza hacia prácticas más sostenibles y eficientes, el hormigón celular se posiciona como una solución clave para el futuro de la arquitectura, combinando resistencia, ligereza y un menor impacto ambiental.
