Rompe con los cánones. El Crazy Pianos ofrece una estética rompedora y atrevida con mucho colorido, acompañada de música en directo de dos grandes pianos rojos.
El Crazy Pianos Club es el restaurante más distinto y atrevido de Holanda. Situado en la costa de La Haya, los dos grandes pianos rojos de este local se convierten en los protagonistas de las veladas en las que música y diseño se juntan creando una experiencia inolvidable. Este restaurante cuenta con una larga historia en la que la música en directo y la estética desenfadada son la esencia. El local ha sido recientemente reformado por el estudio de interiorismo El Equipo Creativo con la idea de atraer a un público más amplio que abarque un mayor rango de edades. El diseño alocado y diferente pretende que nadie se queda sentado en su silla y que el comedor se convierta en una gran pista de baile. Con todo ello, una cena se convierte en una experiencia inolvidable.
El local se divide en tres zonas diferenciadas, como si fuera una secuencia de una película de cine surrealista. Empezando por la zona más pública ,que recibe el nombre de Ticket Carrousel, donde encontramos una recepción cubierta de cortinas oscuras estampadas que combinan con una moqueta de motivos tropicales en tonos negro y rojizo. La estética de circo también se aprecia en el mobiliario y figuras que acompañan esta sala.
De aquí, pasamos a la Art Gallery donde llama la atención la colección de cuadros con distintas imágenes y caricaturas que se extienden a lo largo del espacio (techo incluido). La mayoría recuerdan a grandes músicos de todas las épocas con un toque transgresor. En este espacio hay zonas más elevadas con sofás azules y sillas naranjas de terciopelo. Este contraste de colores se refleja además en el pavimento de madera en espiga y papel azul estampado de las paredes.
Por último la zona más íntima, VIP Cages, se sitúa detrás del escenario y son asientos más pequeños reservados a parejas y grupos, elevados sobre una plataforma para tener mejor visibilidad al escenario. Se caracteriza por sus formas orgánicas y los tonos verdes y rosas que recuerdan a la naturaleza, junto con los estampados tropicales. Cada espacio cuenta con una especie de “jaula” de barras doradas que ayuda a cerrar y crear una atmósfera más recogida. Esta se acompaña de unos pájaros rosa fucsia que con su aleteo acompañan el movimiento de las formas curvas de la sala.
En el centro del local se sitúan los dos pianos rojos sobre el escenario. Alrededor se reparten las mesas y sillas con caras icónicas en los respaldos que poco a poco se van retirando para convertirse en una pista de baile. Se mantienen los tonos cálidos en los asientos contrastando con el verde del suelo. Unas formas geométricas doradas cuelgan del techo dando movimiento al espacio. A cada lado una barra, una de menor tamaño caracterizada por un frente de una imponente mirada de ojos claros, y la otra, más amplia y alargada, juega con los desniveles y las formas y estampados tropicales.
Otro elemento importante a destacar son los baños, tanto en el de mujeres como en el de hombres resalta la fila de lavabos con formas cilíndricas y el color negro de los suelos y techos. Para diferenciarlos, en el primero se usan colores cálidos en las paredes, en las que además se incluyen imágenes. En el segundo, los colores son más oscuros y fríos, y resalta una especie de diana que se expande por la columna y el techo. En ambos los espejos se colocan frente a la puerta lo que hace que el espacio se alargue visualmente, además su forma de cerradura les da un toque divertido y original.
