En el corazón de Karjat, India, surge un proyecto que redefine los límites entre arquitectura, ingeniería y paisaje: la Casa del Puente, concebida por el estudio Wallmakers. Este singular refugio rural se levanta sobre un terreno atravesado por el aliviadero de TATA, una garganta de siete metros de profundidad que representó el principal desafío del diseño.
La propuesta debía conectar dos parcelas separadas, sin colocar cimientos dentro de los 30 metros de ancho del aliviadero. Además, debía permitir el paso de maquinaria pesada para el mantenimiento de los arroyos y construirse con materiales disponibles en la zona, donde la hierba silvestre era el recurso predominante.
Ante estas restricciones, los arquitectos imaginaron un puente habitable de 100 pies, compuesto por cuatro parábolas hiperbólicas. Su estructura combina tubos y tendones de acero para la resistencia a la tracción con un compuesto de paja y barro que aporta solidez y aislamiento. El resultado es una construcción ligera, sustentada en solo cuatro cimientos, que se integra de manera armónica con el entorno natural.
Enclavada entre la vegetación del desfiladero, la vivienda parece flotar como un capullo suspendido. La capa de paja, inspirada en las escamas del pangolín, proporciona aislamiento térmico y frescura, mientras que el enlucido de barro protege la estructura contra plagas y refuerza su estabilidad. Así, la Casa del Puente se convierte en un ecosistema habitable, donde la vida humana coexiste respetuosamente con la naturaleza.
El diseño interior mantiene una distribución abierta, con un óculo central que funciona como patio y permite disfrutar del cielo y la lluvia. Cada una de las cuatro habitaciones se abre hacia el bosque o el arroyo, ofreciendo una experiencia inmersiva con el paisaje. Los detalles en yute, mallas de celosía y el suelo de madera reciclada de cubiertas de barcos refuerzan el carácter sostenible y minimalista del proyecto.
Más allá de su innovación formal y técnica, la Casa del Puente simboliza la capacidad de la arquitectura para transformar las limitaciones en oportunidades creativas, recordando que, en los contextos más desafiantes, la armonía entre diseño y naturaleza puede alcanzar su máxima expresión.
Fotografía: Estudio IKSHA




