La Casa de Estudio Casuarinas, diseñada por el estudio González Moix Arquitectura, nace de un desafío fundamental: ¿cómo puede la arquitectura dialogar con un terreno seco, rocoso y de fuerte pendiente sin imponerse a él?

La respuesta surge a través de una intervención mínima, basada en el respeto por la topografía natural. El proyecto equilibra excavaciones y rellenos mediante un diseño simple, que se apoya en cuatro niveles que se despliegan hacia el horizonte, buscando siempre las mejores visuales de la bahía de Lima.
La distribución espacial responde tanto a criterios funcionales como paisajísticos. En la parte trasera, adosada a la ladera, se ubica el área de servicios. Los ambientes principales, en cambio, se orientan hacia las vistas de la ciudad y el océano Pacífico, con una disposición flexible que maximiza la relación interior-exterior.


En la planta baja se localizan las áreas sociales: comedor, cocina y servicios, extendiéndose hacia una azotea que alberga piscina, jardín, zona de parrilla y sala de juegos. Un nivel más abajo, las habitaciones familiares se conectan con patios privados y jardines escalonados dispuestos sobre plataformas de piedra local. En el nivel superior, un estudio y taller completan la propuesta, destinados al trabajo y la creación en el entorno doméstico.


El proyecto se expresa con un lenguaje arquitectónico sobrio y honesto, donde estructura, función y ritmo se articulan con claridad. La elección de materiales nobles y una planta sencilla refuerzan los valores de austeridad, flexibilidad y practicidad.


La Casa de Estudio Casuarinas no solo responde a las demandas del sitio, sino que se convierte en un refugio atemporal, donde habitar, estudiar y crear suceden en armonía con el paisaje.