Entre los pinos del norte de Zelanda, Dinamarca, la Casa de Huéspedes n.º 16 renace como un refugio costero íntimo y atemporal. Restaurada por NORM Architects, esta villa italiana de los años 30 ha sido reinterpretada con una sensibilidad que entrelaza tradición neoclásica, claridad escandinava y estética japonesa. El resultado es una atmósfera serena, contemplativa y profundamente conectada con su entorno natural.
La intervención adopta un enfoque holístico: cada elemento, desde estucos, paneles, escaleras y puertas hasta herrajes, mobiliario y señalización, fue diseñado para parecer parte original de la casa. Así, lo antiguo y lo nuevo conviven en armonía, potenciando la sensación de autenticidad.
Los interiores evocan la quietud de un cuadro de Hammershøi. Materiales naturales como madera, piedra y cal crean una conexión táctil con el paisaje, mientras que las texturas superpuestas y los tonos suaves aportan calma y profundidad. El diseño juega con la luz costera cambiante, que moldea la paleta de tonos grises y acentúa la atmósfera meditativa de la vivienda.
En la planta baja, los espacios se conciben para la vida cotidiana: un salón presidido por una estufa sueca, un comedor con vistas al jardín y una cocina de piedra caliza italiana diseñada a medida. Grandes puertas conectan interior y exterior, extendiendo la casa hacia una terraza elevada. Los suelos de pino originales, restaurados con técnicas tradicionales, refuerzan la rusticidad elegante del conjunto.
En la planta superior, seis habitaciones de estética sobria y hotelera priorizan la arquitectura y la luz. Contraventanas artesanales, tonos murales desarrollados especialmente para el proyecto y textiles diseñados por NORM Architects unifican el ambiente. El baño principal redefine el lujo sereno con arcos, piedra francesa reutilizada y carpintería de roble macizo.
El sótano se transforma en un spa minimalista de inspiración japonesa: cal en paredes y techos, vigas originales expuestas y mobiliario reducido a lo esencial crean un refugio silencioso. Una bodega íntima complementa este nivel, evocando la belleza de lo imperfecto y lo esencial.
El jardín conserva el encanto del exterior original, con muros en tonos rojo y ocre, rincones de descanso y una terraza bañada por la luz del atardecer. Sombrillas verdes, lámparas de latón y la luz dorada del crepúsculo otorgan un sutil aire mediterráneo.
Completa el conjunto un estudio independiente, antiguamente las caballerizas. Reconstruido con madera recuperada, estuco de cal y baldosas italianas, funciona como espacio para exposiciones, fotografía y reuniones. Su pieza central es una mesa de seis metros en abeto Douglas, diseñada para múltiples usos.
La visión integral del proyecto incluye una identidad visual propia: placas de piedra grabada, papelería y objetos diseñados especialmente para No. 16, reforzando su carácter como refugio boutique donde arquitectura, interiorismo y atmósfera forman una experiencia unificada.
La Casa de Huéspedes n.º 16 se presenta así como un santuario contemporáneo: rústico y refinado, sencillo y sofisticado, profundamente arraigado en la naturaleza y en el paso del tiempo.
Fotografía: Jonas Bjerre-Poulsen




