Sumergirse en el universo de Marie-Anne Derville es adentrarse en un mundo donde la estética ecléctica se convierte en un arte.
Este pequeño departamento de 55 metros cuadrados, es un santuario de tranquilidad entre tonos pasteles y beige, cuidadosamente diseñado para ser un refugio creativo y personal.
La historia de este espacio es la búsqueda incansable de la perfección imperfecta. Situado en la cima de un edificio parisino, este rincón escondido bajo el alero se convierte en un oasis de luz y espacio gracias a sus claraboyas y ventanas del tejado. Reformado por completo con la ayuda del arquitecto de interiores Régis Larroque, el departamento mantiene su encanto original mientras que las líneas limpias y la distribución optimizada le dan una nueva vida.
La decoración, un delicado equilibrio entre piezas de arte, muebles antiguos y contemporáneos, refleja el alma de su propietaria. Desde muebles art déco hasta obras de sus artistas favoritos, cada elemento cuenta una historia. En este lugar, cada detalle es una expresión de la pasión por el arte y el diseño de Marie-Anne Derville, que lo considera más que un hogar: es un espacio de inspiración y juego, un capítulo en constante evolución en su viaje creativo.
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