Con formas geométricas y una paleta de colores pastel, este pequeño departamento parece haber emergido de una nube gracias a su innovador diseño.
Construido en 1882, el edificio que alberga este pequeño departamento seguramente nunca imaginó la transformación que su interior experimentaría en el año 2023. Mesas con forma de nube, paneles de metacrilato irisado y asientos cilíndricos de colores definen un interiorismo revolucionario pero sereno, inspirado en los tonos y formas del cielo madrileño.
Aunque los elementos constructivos originales del edificio, característicos de la arquitectura clásica de Madrid de la época, han sido expuestos a la vista, quizás un hipotético primer habitante de 1882 reconocería algunos de ellos. Los pies derechos de madera y las viguetas del forjado de techo, al ser resaltados, también contribuyen a ampliar y conectar espacios anteriormente separados, además de permitir una mayor altura en los interiores.
Las piezas destacadas de este conjunto son las mesas con forma de nube, diseñadas exclusivamente para este espacio. Fabricadas con tablero contrachapado y patas de tubulares de metacrilato transparente, estas mesas dan la impresión de flotar en el aire. Además, se han añadido toques de color con cilindros de diferentes tonalidades, que pueden funcionar como taburetes, mesas auxiliares o pedestales.
Para recrear la luminosidad del sol, se han instalado paneles de metacrilato irisado diseñados por el estudio, mientras que espejos de gran formato generan "nuevas ventanas interiores" a través de sus reflejos, realzando las sensaciones creadas por la combinación de luz y color en el proyecto.
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