El Refugio del Maullín, es una casa de 120m2 que se instala en un terreno rural, muy cerca de la carretera, en una pequeña ladera entre arrayanes. El encargo es el de una casa de dos dormitorios y dos baños más un espacio principal común, cuyo requerimiento principal era la de interpretar una antigua, pequeña y rústica casa de campo sureña.
El desafío de la propuesta fue lograr la imagen de la casa sureña, con toda la opacidad que esta implica y por el contrario, lograr un interior donde el paisaje y la luz entraran en ella. El nombre se lo gana en la misión de construir su propio mundo interior alejándose de la sensación de cercanía y dominio de la calle sobre el terreno, logrando a la vez la atmósfera e imagen de la cabaña sureña. El emplazamiento se organiza entre los arrayanes, dando la espalda a la calle. La casa se orientó al norte y el poniente para recibir el sol, que en esta latitud es un bien preciado.
El concepto de diseño se ordena en base a tres contrastes entre lo nuevo y lo viejo: Liberación de tabiquería y entrepisos: Se mantuvo la forma estructural y proporciones del volumen tradicional de las casas de campo, sin embargo, el interior se libera de tabiquería y entrepisos, lo cual permitió mantener la expresión compacta y al mismo tiempo aumentar la espacialidad interior.
Concentración de aperturas:Se concentró la entrada de luz en la fachada norte y una fachada interior, de tal forma que las otras tres no perdieran la relación lleno vacío de las casas de campo originales que tienen ventanas muy pequeñas y corredores. Contraste material: Se trabajo con tejuelas y madera reciclada en contraste con ventanales instalados como muros cortina para destacar la expresión de lo viejo frente a lo nuevo.
Por último, la distribución se ordena en una planta casi cuadrada dividida en 3 naves: En la nave central se ordenan los espacios públicos de la casa: cocina, comedor, estar y altillo.
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