Inspirados por su trayectoria en la moda y el diseño, los propietarios de Palissade adquirieron una pequeña casa junto al lago con la intención de convertirla en una manifestación arquitectónica de su visión artística.
Ubicada en Austin, entre la Ruta 112 y el Lago Orford, la propiedad original se encontraba en una zona de inundación. Aunque la idea inicial era renovar la cabaña existente, finalmente se decidió reconstruir más cerca de la carretera, asegurando una ubicación más segura frente a posibles crecidas del lago.
Un diseño que responde al entorno
Esta condición llevó a concebir una fachada opaca y robusta orientada hacia la carretera, otorgándole un carácter defensivo similar a una empalizada de ladrillo. En contraste, la casa se abre completamente hacia el lago, maximizando las vistas panorámicas e integrándose con el paisaje natural. Para solucionar la orientación del terreno, donde la fachada principal recibe luz del sur mientras que el lago está al norte, se incorporó una banda de ventanas horizontales en la parte superior del lado sur. Además, un tragaluz en la cumbrera del techo permite que la luz natural inunde los espacios interiores, garantizando ambientes luminosos y acogedores.
La estructura se presenta como un sólido bloque de mampostería coronado por un techo de baja pendiente a cuatro aguas. Un garaje independiente, también de mampostería, complementa la composición. El ladrillo fue elegido no solo por su durabilidad, sino también por su capacidad de absorber el ruido del tráfico cercano. Conceptualmente, el peso visual del volumen ancla la casa al sitio, mientras que la franja horizontal de ventanas crea la sensación de que el techo flota sobre la estructura.
Materialidad y estética atemporal
El diseño interior se distribuye en dos niveles: la planta principal, a nivel de la calle, alberga los espacios de servicio orientados hacia la carretera y las áreas de estar con vistas al lago. Al oeste, una terraza adyacente a la cocina permite disfrutar de las puestas de sol, con una pared funcional que se extiende hacia el exterior para mayor privacidad y una cocina al aire libre. En el lado este, la suite principal comparte una chimenea con la sala de estar y cuenta con una discreta esquina acristalada que ofrece vistas matutinas del Monte Orford. En el nivel inferior, se diseñaron un salón y varias habitaciones adicionales para recibir invitados.
En cuanto a la estética, los propietarios querían alejarse del blanco predominante en la arquitectura contemporánea, apostando por materiales nobles con tonos cálidos y una rica superposición de texturas. Se instalaron paneles de madera teñida en los techos y chapa de cerezo en las paredes, mientras que las ventanas enmarcadas en cobre complementan la paleta cromática. El ladrillo beige del exterior también está presente en la cocina, junto con una repisa empotrada en tonos taupe que se replica en las barandillas interiores y exteriores. Para los acabados, se utilizó piedra natural en la chimenea, la isla de la cocina y los tocadores.
El proyecto Palissade es un ejercicio estilístico que destila las influencias artísticas de sus propietarios en una obra arquitectónica única. Con una decoración meticulosa y una integración perfecta entre forma y función, esta casa excepcional no solo refleja la personalidad de quienes la habitan, sino que también inspira a todos aquellos que la visitan.
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