“Playground, artefactos para interacturar” de Felipe Ferrer será el próximo Pabellón de Perú en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2020. El Patronato Cultural del Perú presenta a continuación este proyecto ganador del Concurso Curatorial que reflexiona sobre cómo las rejas han condicionado la comprensión del espacio público.
El proyecto propone sacar las rejas de los espacios públicos de diversos distritos de la capital y de todo el Perú para transformarlas en artefactos que inviten a las personas a interactuar. Se extirparán estos presuntos elementos de ‘seguridad’, que devienen en dispositivos de segregación, para convertirlos en bancas, juegos para niños, arcos de fútbol, entre otros. Se busca canalizar toda la energía, tiempo y dinero empleados en hacer las rejas para darle nueva vida y significado a sus materiales.
Al estar enrejados, los parques públicos de Lima son de uso y acceso limitado, fomentando el que la gente no se sienta ciudadana ni que estos les pertenecen. Ante la nueva densidad urbana que estamos experimentando, y frente al martilleo constante de los medios y la precariedad de la política global, nos estamos volviendo miedosos; se nos está induciendo a desconfiar del otro y de nosotros mismos.
Necesitamos más lugares para la integración que dispositivos de exclusión. El periódico El Comercio publico una nota indicando que los bomberos no pueden atender más del 30% de emergencias recibidas por las rejas ilegales en las calles. Aunque en Lima ha ido decreciendo la cantidad de asaltos, siguen apareciendo cada vez más rejas. Hay que reflexionar sobre cuál es el verdadero costo que esto le genera a la ciudad y a sus habitantes. El espacio público está para que nos sintamos todos ciudadanos por igual.
Así es como el pabellón nos recibirá con una gran reja típica de ciudad latinoamericana, colgada de una viga de la estructura existente. Esta atravesará el recinto de lado a lado, con algunos letreros disuasivos como ALTO, PROHIBIDO EL PASO u horarios de ingreso montados sobre ella. Entre la reja y el muro habrá un pequeño margen a través del cual el visitante tendrá que infiltrarse para ingresar al pabellón. Justo al momento de cruzar, escuchará unos sonidos dirigidos (en ningún idioma en particular) que tratarán de advertirle que no puede entrar.
Sobre un lado del pabellón habrá 12 posters lenticulares. En estos posters-artefactos convivirán dos versiones de la misma fotografía de algunos espacios emblemáticos, una con rejas y otra sin ellas. Mediante el film lenticular, y dependiendo del movimiento del visitante, las imágenes con rejas desaparecerán. En las primeras imágenes las rejas serán más explicitas y serán de Lima y Perú, pasando por la reja de Trump, llegamos a las rejas que no son tan evidentes sobre situaciones más globales como el Brexit o el bote de náufragos africanos que no dejaron ingresar a las costas italianas.
Los artefactos centrales de la muestra se presentarán como un “playground” o campo de juegos, que tiene por propósito invitarnos a interactuar con el otro; a ensayar, a través de juegos para niños —y de otros que no lo son tanto— nuevos contratos sociales. Algunos son bancas-balancines que necesitan que otra persona haga de contrapeso para usarse con comodidad. Hay también un arco de fútbol, una escalera tijera, un carrusel, entre otros.
Del otro lado del pabellón hay un video, dentro de un pórtico, que documenta la transformación de las rejas en juegos. Este es un artefacto más dentro del marco de la exposición, cuyo contenido solo podrá verse si otra persona —quien no podrá ver el video en simultáneo— ayuda al potencial espectador a bajar un monóculo con un film polarizado. Sin éste, solo se verá la pantalla LED en blanco, aunque sí podrán oírse los martillazos y chispazos de los herreros trabajando.
Sobre el mismo muro habrá una grilla fotográfica de rejas de Lima, del Perú, y del mundo. La profusión de imágenes hará que sea imposible distinguir a la distancia que se trata de fotos de rejas, algunas obtenidas en Google Maps, otras propuestas por diversas personas a una cuenta de Instagram con el hashtag #ripublicspace.
Antes de dejar el pabellón, al visitante lo despedirán unos espejos ubicados en el dorso de los letreros disuasivos situados sobre la reja de ingreso. Con este último gesto, el pabellón invitará a reflexionar sobre qué queda adentro, y qué afuera, cuando hay rejas de por medio.
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