Con la alta densidad de población en las ciudades y el apetito voraz del mercado por cada metro cuadrado disponible, no es raro que la vegetación urbana sea relegada a un segundo plano.
Por esta razón, los "bosques", "huertos y jardines" han despertado tanto interés, apareciendo en una gran cantidad de propuestas. Utilizar el plano vertical para que crezcan las plantas parece una solución coherente y de sentido común, especialmente cuando no existe la posibilidad de llevar el verde a la escala de las personas, en las calles.
La vegetación vertical es más que un adorno estético. Las plantas ayudan a bloquear parte de la radiación solar que golpea a las superficies, haciendo que los espacios interiores sean más saludables y reduciendo la necesidad de aire acondicionado, ahorrando energía eléctrica en un 30%, debido al enfriamiento por evaporación y sombra [1]. Frente a un muro ciego, puede bajar la temperatura de la mampostería, reduciendo las ganancias de calor. Sobre una abertura, puede filtrar la luz solar que entraría en el espacio. Las opciones de vegetación caduca son interesantes en este caso, ya que permiten que la radiación solar ingrese en el invierno y sea filtrada durante el verano. Además de mejorar la calidad del aire, las hojas también absorben parte del sonido (investigaciones muestran disminuciones de hasta 5 dB), lo que reduce el malestar debido al ruido externo no deseado. También permite que la fachada cambie sus colores y tonos periódicamente, atrayendo a abejas y otros insectos tan importantes para el medio ambiente y la producción de alimentos.
Existen sistemas de jardines verticales que utilizan bolsas de fieltro, donde se inserta el sustrato para permitir el desarrollo de sus las raíces. En otros, los bloques de mampostería u otros elementos de fachada dejan espacio para el desarrollo del follaje.
Sin embargo, una manera muy simple es utilizar plantas trepadoras y rejillas y cables metálicos, donde las plantas se adhieren y crecen, hasta crear una cubierta vegetal vertical. El diseño es bastante simple. Por lo general, se diseñan pequeñas macetas donde se insertan sustratos para que el desarrollo de las raíces de las plantas. Luego se ubica una estructura ligera de metal galvanizado o acero inoxidable, resistente a la intemperie y a la corrosión, generalmente separada entre 5 y 20 cm de la fachada, para permitir que la planta se despliegue adecuadamente en el espacio libre.
Es importante notar que cada especie de planta trepadora requiere de un soporte diferente, para que pueda desarrollarse de la mejor manera posible. Hay especies que se adhieren a la superficie sin ningún tipo de soporte, mientras que otras se enroscan a través del tallo, las hojas o incluso a través de las espinas. Por lo tanto, es esencial comprender si la especie se adapta correctamente al clima local y a la fachada elegida, para luego desarrollar la solución que mejor se adapte a ella.
© 2024 Dossier de Arquitectura, Todos los derechos reservados