Aunque sabemos lo importante que es permitir la presencia de niños y niñas en espacios públicos y exteriores, es difícil negar que existen pocas ciudades preocupadas por ofrecer entornos preparados para la infancia; espacios seguros y dignos que les permitan experimentar lo urbano y así convertirse en ciudadanos conscientes de la vida en comunidad.
Por este motivo, es comprensible también que, cada vez más, las familias generen momentos de ocio en espacios interiores, entregándoles a sus hijos la libertad y seguridad necesarias para aprender a moverse.
Ejemplos que demuestran cómo la arquitectura interior puede ayudar a crear espacios de juego para niños y niñas de todas las edades, ayudándoles a dar sus primeros pasos en este mundo con mayor autonomía y confianza.
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