El proyecto es una casa construida para una familia de cuatro personas que vive en la ladera de la isla Awaji.
En el sitio de 986,54 m², se planeó un diseño considerando la naturaleza templada de la isla, así como el enfoque distintivo y consciente de la naturaleza de la familia en todos los aspectos de la vida. En respuesta a su contexto, la casa combina la construcción de viviendas de madera de los lugareños con una forma única, que consiste en una espiral continuo que se eleva hacia el espacio central.
Primero las paredes internas y externas fueron revestidas con celosía de bambú tejida, luego sus paredes y pisos fueron cubiertos con acabado de tierra Sanwa. El piso usa una técnica llamada Tataki, un suelo de tierra compactado, resistente al alto tránsito peatonal que consiste en tierra, lima y agua, golpeada hasta la solidificación. En el invierno, durante el día, las paredes y los pisos cubiertos de tierra absorben el calor del exterior. Por la noche, el calor se libera, manteniendo los interiores calientes.
Durante el verano, debido al efecto acumulativo creado por la diferencia de altura entre el espacio central y el resto de la casa, el viento fluye desde el exterior hacia el centro y enfría el interior. Desde la entrada, se accede a las habitaciones por el pasillo principal. Partiendo por el almacenamiento, uno pasará junto al guardarropa, el dormitorio y el baño, y se dirigirá hacia el área de la sala - comedor - cocina con puertas de vidrio para ver y acceder al jardín exterior.
Al caminar más adentro se llega al espacio central parcialmente cerrado con una claraboya operable en la parte superior. Subir la escalera lleva al dormitorio de los niños en el altillo, con vistas a la sala de estar. El techo es un jardín en espiral donde la naturaleza se eleva desde la tierra hacia el cielo. Su forma espiral proporciona diversos parámetros, como la altura, la exposición al sol y la humedad, lo que permite que el techo se llene con todo tipo de plantas con diferentes requisitos de crecimiento. Cuando llueve, el agua empapa el jardín de la azotea y fluye hacia los estanques de retención.
Como hábitats para las plantas acuáticas, en el verano los estanques también enfrían el viento entrante, proporcionando una brisa confortable para los interiores. Además de ser un terreno fértil para que prosperen las hierbas y los árboles, el paisaje de todo el sitio se planificó integralmente como un ciclo cerrado, que incluye un sistema de generación de energía que también sirve como zona de juegos para niños, complementado con un horno al aire libre, un baño y un baño de compost. Con el paso del tiempo, la casa se fusionaría con la naturaleza, asemejándose a un organismo natural en armonía con el medio ambiente.
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