El Club Pacifico Sur es un club de tradición surfista fundado alrededor de los años 60 en el litoral limeño sobre la Costa Verde. El setenta y cinco porciento de sus asociados practican el deporte de la tabla hawaiana definiendo lo que el mar representa para ellos. Como en toda construcción de su época, las nuevas necesidades de sus asociados hicieron necesario formular un plan de mejoras y mantenimiento en gran parte de su infraestructura.
Estos cambios debían respetar la esencia que caracteriza al club, su contacto con el mar y su carácter único. Todo cambio debía potenciar la calidad espacial de las zonas a intervenir, mejorar el aspecto funcional e incorporar materiales nuevos afines a los existentes o incluso dar continuidad a los mismos.
Como complemento a todos los trabajos de remodelación que incluyeron: el ingreso, el comedor, la terraza, y el Club House entre otros, se planteó el diseño del nuevo gimnasio.
El club que nació en los años 50 frente a las costas de Lima nunca tuvo un gimnasio adecuado con las comodidades necesarias; más bien, esta función la cumplía un espacio pequeño en sótano sin ningún tipo de relación con el mar. Así nace la idea de dotar al club de un gimnasio donde el contacto directo con el mar fuese su mayor atributo. El espacio designado fue una vieja cancha de frontón en desuso ubicada en la parte más alta del club, lo que garantizaba la mejor vista al mar.
La idea del proyecto nace como respuesta a cuatro consideraciones:
•Debía plantearse una construcción ligera que no generará mucha carga a la losa existente, con un sistema estructural fácil de construir. Una solución ligera con carácter efímero que se adaptara a las condiciones de la plataforma existente. La razón principal: debajo de este espacio se encuentra la cocina del club.
•Aprovechar al máximo los pocos metros cuadrados de área que se tenían. De este modo se daría al gimnasio un programa básico para cubrir los requerimientos.
•El proyecto debía ajustarse a un presupuesto asignado.
•Explotar las vistas al máximo logrando un proyecto relacionado con su entorno.
Con estos cuatro puntos establecidos fue que se propuso una construcción ligera compuesta por dos naves. Una nave principal transparente con vista al mar en estructura metálica que albergaría la sala principal de máquinas, el balcón corrido y la terraza de ingreso. Una segunda nave más hermética en drywall con todos los servicios complementarios: baño, sauna, camerino, cuarto de reposo, masajes y depósito. Ambas naves separadas por un muro de color azul, como columna vertebral, que ordena el programa del proyecto según sus usos: entre lo más público y lo privado.
Se rescató el uso de la piedra de canto rodado, presente en gran parte de la arquitectura original del club para toda la jardinera frontal. Así como el canto rodado se utilizaron otros acabados de bajo costo: el cemento pulido, pepelmas, drywall y madera reciclada sacada del mismo club. Toda la estructura metálica interior está compuesta por columnas tipo “H” y cerchas metálicas, las cuales se encuentran atravesadas por viguetas que le dan rigidez a la estructura y contienen todo el sistema de iluminación del salón principal.
La parte formal del proyecto fue pensada de tal manera que la arquitectura no se viese como aterrizada en el espacio, sino más bien amarrada a éste. Se prolongó la losa existente hacia los laterales quedando como un plano continuo en forma de “U” contiendo el proyecto. Se inclinaron los muros perimetrales con el fin de jugar con las visuales y darle movimiento a la propuesta. Este mismo concepto se utilizó para la jardinera de canto rodado inclinada y para toda la cobertura de la nave principal a dos aguas permitiendo al mismo tiempo una ventilación cruzada.
De este modo el proyecto resuelve las cuatro consideraciones iniciales.
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