En el corazón del encantador paisaje de San Carlos, Sonora, Casa G emerge como un testimonio de la belleza natural fusionada con la maestría artesanal. El proyecto, meticulosamente diseñado para cautivar los sentidos, ha sido concebido con una visión única: combinar elementos naturales como mármol, madera y otros acabados, para definir la esencia misma de cada espacio.
La puerta principal de Casa G, una obra maestra elaborada por un ebanista artesano, se erige como un monumento a la exquisitez. Confeccionada con madera de nogal americano, esta entrada excepcionalmente diseñada invita a los visitantes a adentrarse en un mundo de sofisticación y serenidad. A medida que uno atraviesa la puerta, se recibe con un saludo majestuoso: vigas de 4.20 metros de altura, iluminadas con una luz suave y sugerente. Este es el preludio de una experiencia que enmarca el paisaje circundante, uniendo la arquitectura con la naturaleza de manera armoniosa y sublime.
El interior de Casa G abre sus brazos a un espacio abierto, donde la sala, el comedor y la cocina convergen en una sinfonía de elegancia y funcionalidad. Grandes ventanales, cuidadosamente integrados, se convierten en portales hacia la belleza exterior, permitiendo que la luz natural bañe el interior y que los atardeceres de San Carlos se conviertan en parte de la experiencia cotidiana.
Casa G no solo es un hogar; es un testimonio vivo de la creatividad humana, la belleza natural y la excelencia artesanal. Cada detalle, desde la elección de los materiales hasta la disposición de los espacios, ha sido cuidadosamente considerado para crear una experiencia que deleita los sentidos y nutre el alma.
Fotografía: Alexander Potiomkin
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