Sigue leyendo solo si perteneces al club de los dormitorios pequeños. Minis, con pocos metros, pero tu dormitorio. Es posible sacar partido al espacio y que sea una suite para ti. ¡Grande en ideas!
Es tu dormitorio. A ti no te importa que sea pequeño. Es tuyo y quieres decorarlo como los que ves en las revistas. Sacar partido a sus metros, aunque no sobren. Lo más importante es que sea práctico y funcional. Con los elementos justos. Los colores tienen mucho que decir.
Sí al blanco. Y después, los neutros. Pero es importante que hagas caso. El blanco es el color de La Luz por excelencia. Si hay luz natural, la refleja. Si no hay demasiada, la multiplica. No te niegues a usarlo. Los dormitorios decorados en blanco, palabra de interiorista, no son fríos ni clásicos. Detrás de los blancos o combinados con ellos, lo más apropiados son los neutros (grises y arenas). Para mezclar, los tonos suaves. Y si quieres una nota más subida: puedes hacerlo. En cualquier color (mejor los que aportan luz como el amarillo, el naranja o el verde), pero solo en una pizca; por ejemplo, un plaid a los pies de la cama.
Siempre mejor linos y algodones, telas vaporosas y textiles livianos. Porque son más ligeros visualmente, es decir, llenan menos que las pesadas lanas, el pelo, el fieltro… Es como si siempre fuera verano en tu dormitorio mini. Por supuesto, esta regla es para la ropa de cama -en la que siempre puede haber una licencia en los cojines si haces caso de la regla número 1 del color (no te saltes las dos)-; pero es infranqueable para las cortinas. Sí o sí, cortinas, visillos o estores ligeros. Combinados entre sí, una caída y un visillo, varios visillos, un estor y caídas… pero ¡todo light!
Es decir, no vayas a la típica distribución. Tu dormitorio no es típico porque es muy pequeño. Cuando escasean los metros, la imaginación entra en juego. No pienses solo en la composición clásica de mesa y mesillas en la ubicación central de la habitación. Puede que ese espacio sea perfecto para la zona del armario porque es el más grande. Lleva la cama junto a la ventana y coloca a continuación una hilera de cómodas. Sé original para aprovechar los metros. Y si el techo es alto, ¡sube la cama! Crea un altillo con el colchón y debajo aprovecha para diseñar un vestidor.
Las mesillas pueden ser de muchas formas y no siempre simétricas. Puedes usar ese hueco a ambos lados de la cama para colocar chifonieres o cómodas, es decir, piezas de almacén. Puedes decidir que quieres darle ligereza con mesitas auxiliares o baldas minimal. O incluso, no poner nada y llevar los focos a la pared para ganar esos centímetros que tan bien te vendrán para poner un armario en un lateral.
Además de dormir, en tu pequeña habitación necesitas guardar ropa, zapatos y complementos. Puede que tengas una habitación al lado para ello (entonces deberías derribar el tabique que las une y ganar metros), pero si no es el caso, tendrás que incorporar espacio de almacén. De nuevo, piensa que el armario puede estar situado frente a la cama o en la entrada al cuarto. Pero ¿y si creas una composición de almacén alrededor de la cama? O ¿y si elevas la cama sobre una estructura con cajones?
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