El Royal Architectural Institute of Canada (RAIC) anunció la lista de finalistas para el Premio Internacional RAIC 2019 que destaca la arquitectura socialmente transformadora.
En esta ocasión, el jurado compuesto por Anne Carrier, Stephen Hodder, Barry Johns, Eva Matsuzaki, Diarmuid Nash, Gilles Saucier y David Covo eligió -de presentaciones de 12 países de los seis continentes- un edificio universitario en Perú, una residencia de artistas con centro cultural en Senegal, y un templo en Chile.
Ubicación: Piura, Perú
Año Obra: Marzo 2016
"El Edificio E refleja la política nacional de Perú de alentar a los estudiantes rurales de bajos ingresos a asistir a universidades, así como el programa de inclusión social a través de la educación de la universidad. Los diseñadores se esforzaron por crear un entorno no jerárquico que fomente los encuentros entre estudiantes de diversos orígenes y sus profesores. Ubicados en un ecosistema desértico y de bosque seco cerca del ecuador, los generosos espacios de reunión al aire libre brindan sombra y brisa y crean un sentido de comunidad."
Ubicación: Senegal
Año proyecto: Marzo 2015
"Ubicado en un área remota cerca de la frontera con Mali, el centro cultural Thread es un centro comunitario para una red de aldeas aisladas, que ofrece espacios para artistas, espectáculos, una biblioteca pública y capacitación agrícola. El edificio fue adaptado a los materiales de construcción tradicionales y diseños de techos locales para recolectar agua de lluvia y servir como fuente de agua durante la estación seca de ocho meses. Está construido completamente de materiales locales, incluyendo bambú y bloques de tierra comprimida. El centro ha aumentado la cohesión social y ha proporcionado estabilidad en una comunidad de diversos grupos étnicos."
Ubicación: Santiago, Chile
Año proyecto: Octubre 2016
"El Templo bahá'í de Sudamérica está diseñado para ser un lugar de acogida y significado para todos. Su diseño aspira a ser común dentro de la diversidad, y ha atraído a más de 1.4 millones de visitantes desde su apertura en otoño de 2016. El templo está compuesto por nueve alas de vidrio fundido y mármol, logrando una sensación de movimiento sin peso, luz y al mismo tiempo permanencia. En el borde de los Andes, fue construido para soportar un clima escarpado y una zona de terremotos. Su realización de 14 años involucró a cientos de voluntarios locales y un esfuerzo global, incluida la fabricación en Canadá y Alemania, con mármol de una cantera portuguesa y comerciantes chilenos."
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