El edificio se ubica en la calle Arica, en el tejido comercial del centro de Chiclayo (Perú), a pocos metros del mercado Modelo, principal mercado de abastos de la ciudad. Este mercado aglutina en sus calles aledañas, desde tempranas horas de la mañana, a una gran cantidad de públicos y comerciantes.
Las estrategias fundamentales de la propuesta fueron una rehabilitación integral interior, el desplazamiento de 2 metros hacia el exterior de la fachada principal hasta la nueva alineación de la calle y la ampliación de la superficie construida a 300m2 hasta agotar todo el potencial de la edificación existente.
La construcción preexistente no ofrecía ningún valor patrimonial arquitectónico, pero sí cierto valor material. Nos interesa la preexistencia como materia con tiempo y memoria, como elemento constructivo con cierta atmósfera, que fue utilizada en la intervención para aprovechar y potenciar la relación y la tensión entre las partes antiguas y los nuevos añadidos: estructura metálica, escalera, pavimentos, patio, cubierta y fachada, enfatizando su carácter industrial, que contrasta con la edificación existente.
A nivel de la calle se dispone el uso comercial de venta directa, se conserva el espacio preexistente y se introduce la escalera metálica que recorre el resto de plantas. En el siguiente nivel se incorpora el uso de almacén. Aquí comienza un patio de servicio que permite la ventilación trasera de todo el edificio. El último nivel se reserva a las oficinas. Las vigas de la losa existente, con peralte hacia arriba, nos sugiere salvar los cambios de nivel con una tarima flotante. La cubierta, una bóveda de paneles metálicos aluzinc de perfil trapezoidal y alma de aislamiento, se levanta sobre columnas metálicas, lo que propicia una de las acciones materialmente más contundentes y singulares de la intervención, dotando a la última planta de mayor altura y al conjunto de ligereza y valor estético.
Para la ampliación hacia la calle se añade una estructura parásita metálica, apoyada en las losas y columnas existentes, así como en una nueva cimentación, que nos permite hacer una pequeña ampliación hasta el nuevo límite de la propiedad. La fachada original presentó graves problemas de insolación, generando el maltrato del producto agroindustrial almacenado, que debe mantenerse bajo unas condiciones idóneas de ventilación, iluminación y humedad.
Se ha propuesto una fachada que expresa hacia el exterior las necesidades funcionales de cada planta. En el primer nivel una puerta metálica enrollable permite la comunicación directa y fluida hacia la calle comercial. En el segundo nivel un sistema pasivo de paneles metálicos de chapa perforada regula la incidencia de los rayos solares (tan solo ingresa el 20% de la radiación anual) y permiten la correcta ventilación del almacén. En el último nivel, la zona de oficinas se abre hacia el exterior con amplios ventanales de apertura oscilante. Por la noche, cuando en el centro de la ciudad cesa la actividad comercial, el edificio funciona como una linterna para los viandantes.
Fuente: ArchDaily
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