El proyecto se ubica en uno de los edificios más icónicos de la Ciudad de México, en una planta libre de 600 m2.
Al estudiar la marca, el estudio se dio cuenta de que Red Bull es sinónimo de diversidad, cada uno de los atletas y artistas que se involucran con la marca, se identifican con valores y sentimientos totalmente diferentes, sin embargo, existe una palabra clave que los unifica: Desafío.
El objetivo era muy claro: Consolidar una gran comunidad a través del diseño de cada espacio, donde cada usuario se sienta parte de Red Bull.
El proyecto se desarrolla en una planta libre que permite al usuario tener amplia visión al conjunto y que a cada paso que dé, le lleve a descubrir un evento o actividad memorable.
Cada uno de los espacios es multifuncional, la recepción se transforma en una cabina para DJ, conectando con la barra – comedor - bar que a su vez distribuye de manera gentil al resto del espacio. El concepto se resume en dar alas a las personas a través de las ideas.
La recepción está inspirada en un cenote, jugando con dos de sus elementos característicos: agua y cielo, a través de dos piezas reflejantes, el usuario se sentirá mimetizado con el espacio y la marca, mostrando el logotipo y al usuario en su recorrido, rematando con la celosía trasera, inspirada en el negativo de un muro de escalar.
El juego de acabados resultó en una serie muros con concreto aplanado, destacando los plafones que obligan al usuario a elevar la vista para apreciarlos. En una remembranza de ofrenda al cielo, diseñamos un plafón curvo en madera natural que asemeja un Skate Park, mismo que recorre y se acentúa con la iluminación a base de leds 360 para simular elementos característicos de este espacio urbano.
El color terracota es característico de algunos lugares de México, en pueblos tradicionales en forma de teja y en la ciudad como azotea, por esta razón, la losa, instalaciones y las luminarias, se fabricaron de manera específica con este color para que se integrarán armónicamente en el espacio.
Cada sala de juntas tiene elementos icónicos, en particular una, transformamos la lata de Red Bull en un elemento arquitectónico, colgando alrededor de mil latas que generan un plafón único para este proyecto y resuelve la acústica del lugar.
Los pisos se fabricaron en caucho semejante a un terrazo con acentos en tapetes para darle un toque más residencial, alejándonos del concepto oficina para diseñar un concepto de comunidad.
Al olvidarse del concepto oficina y poner la palabra desafío, se abrió el programa arquitectónico a un abanico de posibilidades para el uso los espacios, los usuarios transforman y viven de forma diferente cada lugar y es por esta razón, además de tener la parte formal del trabajo, también se ofreció una alternativa divertida y dinámica de vivir el layout, las áreas recreativas están integradas para generar una nueva comunidad, una comunidad RED BULL.
Fotógrafo: Arely Medina Photo
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