¿Qué entendemos por “diferencia” entre un proyecto hotelero y otro? Lo primero que se viene a la mente es lo que vemos: la infraestructura. Pero no es solo eso. Lo que hace diferencia entre unos hoteles y otros, principalmente, si tienen un mismo número de estrellas es que unos apuestan por innovar y otros siguen sus procesos como cuando empezaron, aún si se trata de décadas.
La especialización que tenemos en BRAND BUILDING y la experiencia al trabajar con un gran número de proyectos corporativos tanto transnacionales como franquiciados nos ha permitido no solo desarrollar el interiorismo de estos sino convertir a las marcas hoteleras en Lovemakers, gracias también a los conocimientos de marketing que se maneja en el estudio.
Hacemos que “el nombre” sea coherente tanto en su contenido como en su imagen. Les creamos un sello o identidad puntual para que aquellos que no son cadena logren convertirse en tal. Identificamos, junto a los ejecutivos, oportunidades de innovación, de desarrollo de procesos, de servicios y de experiencias, ayudándoles a lograr que exterioricen con propios y extraños cuál es su propósito de marca.
Y, lo hacemos valiéndonos de la estrategia de marketing Lovemark que se usa para posicionar un producto en la mente del consumidor por medio de vínculos asociados al comportamiento de su público. Hoy las empresas necesitan crear lealtad que vaya más allá de la razón. Una manera de lograrlo es apelando a las emociones. De ahí que para nosotros, por ejemplo, la arquitectura emocional (1) sea la más indicada para captar públicos cautivos.
Desde mi punto de vista todo empieza en el momento que se da el nombre y/o concepto del hotel y que debe ser: potente, altamente estudiado, validado, definido y establecido para crear recordación y “hacerlo memorable”. Es desde esa premisa que se dará pie a toda la línea de diseño de interiorismo, tipo y modelo de servicios, programación de espacios, señalética, tipo de construcción, materialidad, línea gráfica, modelos de experiencias, uniformes del personal, carta de restaurante, etc. Como siempre menciono, debemos crear una historia completa.
Esta historia se inicia a partir del moodboard que creamos como guideline para todas las especialidades antes mencionadas. Así es como generamos la propuesta de valor general. Este moodboard es una paleta, pero fundamentalmente son las vivencias que queremos mostrar y que enriquecerán y diferenciarán al producto final. Porque -aunque suene ocioso repetirlo- las
experiencias son singulares.
En este momento nos encontramos en la construcción de marca de dos hoteles en Miraflores, en los cuales el hilo conductor es ser auténticamente peruanos. Nuestro enfoque es el Perú en paisaje y actividades puntuales dentro del marco de lo “hecho a mano”. En el estudio hemos empezado haciendo una investigación de lo que significa el nombre del hotel, que además es
muy rico en definiciones y que nos da un abanico grande de posibilidades a la hora de hacer la identidad. Lo hemos vinculado a la cerámica, tejido, bordado, actividades tan propias del Perú desde la época del Incanato. Viene siendo una experiencia gratificante porque es como ir desenvolviendo una madeja de hilo.
Book Corporativo
Toda la parte subjetiva, de la que hemos venido hablando líneas arriba, la llevamos a un plano objetivo donde creamos el Book Corporativo que estandariza habitaciones en sus diferentes tamaños o modelos, fachadas, materiales de alta resistencia para pisos, muros, tipo de iluminación, desarrollo de áreas comunes generales y puntuales, desarrollo a detalle de mobiliario para todo el hotel, etc.
Es entonces que este Book se convierte en el “reglamento” que permite al propietario franquiciarlo o realizar expansión de su cadena. Finalmente, tengamos siempre presente que la construcción de marca es un proceso en sí mismo que nunca termina. Es un trabajo del día a día y los resultados dependerán de la labor de cada uno de los colaboradores tanto los internos como los externos. Un colaborador motivado es una pieza clave para el reforzamiento de la buena imagen de su hotel. La infraestructura “comunica”
una imagen pero no es la imagen propiamente dicha.
(1) Cuando hablamos de arquitectura emocional nos referimos a ese tipo de arquitectura que logra que el cliente, el usuario se sienta cómodo en todos los aspectos, identificado; sienta que esos espacios fueron diseñados para él cual si fuera una exclusividad. Esa arquitectura que se vale de colores, olores, texturas para captar la atención. La que es gratificante en todos sus términos.
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