Son una apuesta segura. Por la luminosidad que aportan al espacio, por la sensación de amplitud, porque realzan cualquier detalle decorativo que les apliques, por su versatilidad y atemporalidad
En esta cocina, proyectada por la decoradora Lucía Mariñas, el imán de todas las miradas es la gran península. Su encimera de porcelánico que imita el mármol Calacatta se ha hecho bajar por el lateral dando un toque muy chic a este espacio abierto a la zona de día.
Cuando cuentas con un espacio tan personal como este, con vigas de madera vistas, una pared de piedra y un suelo hidráulico, apostar por un mobiliario en blanco es la apuesta más segura. Aquí, además, se ha elegido un diseño tradicional, con cuarterones y tiradores de porcelana, y una gran campana de obra.
Abierta pero a la vez cerrada. Y todo gracias a la pared acristalada que, además, de flexibilizar el espacio, lo dota de más personalidad. Las correderas se han elegido con cuarterones decorativos y en blanco, lo que da un punto más decorativo a un espacio sobrio y muy funcional.
Así es como definieron el look de esta cocina el equipo de Deulonder, responsables del proyecto. Con el mobiliario totalmente en blanco y una gran isla central que articula el espacio, se buscó el contraste con el suelo, un mosaico tricolor de aire retro, muy en la línea de la cocina.
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