Perú, con sus múltiples condiciones geográficas y su gran variedad de recursos naturales, posee una arquitectura particularmente comprometida con su paisaje.
En las tres grandes regiones que conforman el país -costa, sierra y selva-, las diferencias entre las temperaturas medias de invierno y verano no son considerables y, exceptuando los sectores de alta montaña, los climas se definen como tropicales o subtropicales. Esta particular condición genera que la temperatura oscile entre los 15 °C y 27 °C, siendo atípicas las situaciones extremas de frío o calor sofocante. Por este motivo, la relación de la arquitectura con los espacios exteriores ha adquirido una relevancia particular.
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