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Argentina se declara en emergencia climática y ecológica: ¿qué se puede hacer desde la arquitectura?

Hace poco más de un mes, el Senado de la Nación Argentina aprobó la Declaración de Emergencia Climática y Ecológica en el país y le otorgó media sanción al proyecto de Ley de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático. Por medio de esta iniciativa, impulsada por organizaciones de jóvenes ambientalistas, Argentina se convierte en el primer país de Latinoamérica en avanzar con un proyecto de esta naturaleza.

El reciente y preocupante aumento de los incendios en la Amazonia, donde el fuego ha comenzado a devorar el pulmón natural más importante de nuestro planeta sin detenerse, han puesto las cuestiones ambientales en primer plano. Las consecuencias de este suceso alterarán drásticamente el clima a nivel mundial y exigen tomar medidas urgentes, preparándonos para un recambio industrial, energético, productivo y de consumo.

La ley de cambio climático constituye un instrumento para asumir y enfrentar la gravedad y profundidad de los desafíos ambientales. Entre sus objetivos se encuentran: “Establecer las estrategias, medidas, políticas e instrumentos relativos al estudio del impacto, la vulnerabilidad y las actividades de adaptación al Cambio Climático Global que puedan garantizar el comportamiento humano y de los ecosistemas. Promover el desarrollo de estrategias de mitigación y reducción de gases de efecto invernadero en el país. Reducir la vulnerabilidad humana y de los sistemas naturales ante el Cambio Climático Global.” 

Sin dudas uno de los aspectos más preocupantes derivados de los problemas ambientales que influirá en nuestras formas de construir y habitar, será el aumento de las temperaturas en un futuro no muy lejano. Recientemente, un grupo de investigadores suizos realizaron un cálculo que hipotetiza sobre cuáles serán los valores de las temperaturas de las principales ciudades del mundo para el 2050. Según esta investigación, Buenos Aires tendrá para ese año un clima similar al de Sidney, con un aumento de 2,4 grados de la temperatura en el mes más cálido del año de y una temperatura promedio anual de 1,1 grados más alta. (“Para entender la magnitud del cambio, durante la última glaciación, cuando un casquete polar cubría Europa hasta París, el clima del mundo era solamente 4 grados más frío”).

Desde la arquitectura, es necesario involucrarse en la discusión ambiental, aspirando a consolidar políticas más sostenibles que colaboren a mejorar el mundo en el que vivimos. Pero, ¿qué podemos hacer para abordar los problemas ambientales desde el interior de nuestra disciplina?

En Mayo de este año, un grupo de 17 arquitectos británicos, entre los que se encuentran los reconocidos Foster + Partners, Zaha Hadid Architects, Rogers Stirk Harbour y David Chipperfield Architects, han escrito una carta abierta en la cual establecen una serie de estrategias para satisfacer las necesidades constructivas de la sociedad, sin romper los límites ecológicos. Al día de hoy, la carta tiene casi 600 firmas de diversos arquitectos y arquitectas, y su contenido podría ser un puntapié sobre cómo abordar conscientemente las cuestiones ambientales desde la disciplina arquitectónica. 

En el documento, llaman a los arquitectos a comprometerse por:

- Crear conciencia sobre la emergencia climática y de biodiversidad y plantear la necesidad urgente de acción tanto a nuestros clientes como a las cadenas que proveen nuestros suministros. 
-  Abogar por un cambio más rápido dentro de la industria, que tienda hacia prácticas de diseño regenerativo, dándole una mayor prioridad de financiamiento gubernamental al tema. 
-  Establecer principios de mitigación del clima y la biodiversidad como la medida clave del éxito en nuestra industria: demostrándolo a través de premios y reconocimientos. 
- Compartir el conocimiento y la investigación sobre el tema en una base de código abierto. 
-  Evaluar todos los proyectos nuevos aspirando a contribuir positivamente a mitigar el colapso climático y alentar a nuestros clientes a adoptar este enfoque. 
-  Actualizar los edificios existentes para un uso prolongado, como una alternativa más eficiente en cuanto a las emisiones de carbono de las demoliciones y las nuevas construcciones.
-  Incluir el cálculo del costo del ciclo de vida, la evaluación de carbono de toda la vida y la evaluación posterior a la ocupación, a fin de reducir el uso de los recursos tanto materiales como operativos.
-  Adoptar principios de diseño más regenerativos en nuestros estudios, con el objetivo de diseñar una arquitectura y un urbanismo que vaya más allá del estándar de carbono neto cero en uso. 
-  Colaborar con ingenieros, contratistas y clientes para reducir lo más posible los desperdicios de construcción.
-  Acelerar el proceso de cambio hacia materiales de bajo contenido de carbono en todo nuestro trabajo. 
-  Minimizar el uso derrochador de recursos en arquitectura y planificación urbana, tanto en cuanto a detalles como a detalle.   

Es notable la preocupación que ha comenzado a gestarse en los diversos países del mundo respecto al futuro que nos depara. Este mismo año, cuando los arquitectos españoles han declarado su emergencia climática y ambiental, alertaron sobre el desalentador destino hacia el que tienden los centros urbanos del mundo, planteado una necesidad de acción por parte de los diseñadores del entorno construido.

Es necesario plantear un debate urgente sobre estas cuestiones y reflexionar radicalmente sobre nuestros modos de operar, tanto en el ejercicio cotidiano de la profesión, como de forma colectiva. Inevitablemente, las políticas públicas deberán acompañar estos cambios, aspirando a llegar a acuerdos colaborativos que involucren a los diversos países de todo el mundo y permitan consolidar un futuro sostenible. Puedes verificar en el siguiente mapa, todas las ciudades del mundo que al día de hoy se han declarado bajo Emergencia Climática.