“Paisaje Interior” es una exposición que explora la relación entre forma, materialidad y lo inesperado, concebida por Silvana Cossio. El espacio recrea un paisaje que oscila entre lo silvestre y lo artificial, donde conviven referencias al desierto peruano, las plantas xerófilas y los entornos difíciles, junto con objetos diseñados como artefactos cargados de intención y expresión.
Se trata de un jardín imaginado, un territorio nuevo donde las nubes se convierten en techo, un pez es una banca y las montañas actúan como pedestales. Cada objeto va más allá de su función utilitaria y se convierte en un personaje dentro de este universo. Tienen nombre propio, identidad, y forman parte de una narrativa visual que invita a la imaginación a recorrerla.
El artificio no se oculta, sino que se muestra con orgullo: busca llamar la atención sobre sí mismo y sobre las posibilidades que existen en el diseño como herramienta simbólica. El vacío, lejos de ser ausencia, es parte fundamental de la composición del espacio, generando pausas, respiraciones y momentos de contemplación.
El color ocupa un lugar central en la propuesta. Con una paleta intensa que rinde homenaje a diseñadores italianos como Alessandro Mendini y Ettore Sottsass, se mezclan tonos vibrantes con matices más sobrios y terrosos, creando contrastes que definen el carácter del entorno. Las flores no son simples decoraciones, sino elementos vivos que dialogan con las piezas, aportando movimiento, energía y significado.
Algunas creaciones, como el pedestal Puruchuco, reinterpretan referencias del paisaje cultural peruano, evocando formas ancestrales como las huacas y planteando un juego de geometrías que se repiten en busca de permanencia.
La exposición también toma inspiración visual en la obra de Tilsa Tsuchiya, donde personajes enigmáticos y paisajes simbólicos construyen mundos cargados de significado. En esa misma línea, Paisaje Interior se presenta como una historia abierta: un escenario poblado de formas, colores y seres que estimulan la imaginación y despiertan la emoción del visitante.
Más que una exhibición de mobiliario, es una invitación a habitar un universo poético en el que el diseño se convierte en lenguaje y cada objeto cuenta una historia.