¿Cómo desarrollar un proyecto de condominio donde la densidad no se sienta? ¿Cómo resolver el tema del auto sin que se transforme en la fachada del condominio? Y, lo más importante ¿Cómo generar una atmósfera con mucho espacio libre, verde, recuperar suelo absorbente y sentirse de vuelta en el barrio? Estas preguntas fueron los detonantes para resolver el proyecto.
Las decisiones fueron contundentes y se transformaron en un partido simple. Para liberar el suelo, los autos debían ir en un sótano, generando áreas de estacionamientos y zonas de servicios, todo bajo el lote propio de cada casa. Por encima del nivel calle, se diseñó un patrón de lote y casa que se repiten de igual manera en todas las unidades, salvo la 3, que absorbe las diferencias como un fuelle en esquina. Desde el ingreso de la calle, a nivel peatonal, se diseñó una vereda ancha de 3 metros que articula en el recorrido de todas las casas -similar a la vereda del barrio típico- dejando en el centro un parque, que convive con este espacio de vida común, generando así un pulmón de manzana generoso y de suelo absorbente.
Los patrones de las casas se acentúan con sus muros medianeros revestidos en piedra irregular, que a su vez soportan en ambos extremos el segundo piso de las casas. De esta manera, se forma una planta baja libre, transparente, para convivir con un jardín delantero (público) y posterior (privado). Se dispone en la planta baja las zonas sociales y en la planta alta cuatro dormitorios con una sala de estar central y se resuelve un programa de familia tipo.
Siendo fiel a los principios de nuestro trabajo, buscamos crear una atmosfera honesta, simple, digna para el usuario, y amable para ser habitada. Para ello, la fusión fiel de los aspectos estructurales, funcionales y de materialización. Más que un proyecto, debían responder a un lenguaje arquitectónico correcto, que aporte un valor agregado al condominio. Ese valor debía ser el espacio de vida en sí. Lo demás acompaña, protege y cobija al usuario. Esta noble arquitectura se materializa con materiales honestos y regionales (piedra, madera, hormigón expuesto) que al transformarlos y mezclarlos con tecnologías de vanguardia permite lograr el objetivo buscado.
La exploración en la búsqueda de espacios responsables con el fin de lograr una mejor calidad de vida para los usuarios es una exigencia constante en nuestro quehacer. Intentar alinear el espacio, la materia con el paisaje, y generar una atmosfera digna, fiel a su programa y usos, es el reto y la razón de ser de nuestra arquitectura.
Fuente: ArchDaily
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