
Con el aumento del nivel del mar y la escasez de suelo urbano, la arquitectura flotante se presenta como una alternativa viable para el futuro.
El crecimiento poblacional y el cambio climático han llevado a los arquitectos a buscar nuevas soluciones para la expansión de las ciudades. La arquitectura flotante es una de las respuestas más innovadoras, permitiendo construir viviendas, oficinas y centros comunitarios sobre cuerpos de agua.
Ciudades como Ámsterdam y Tokio ya han implementado proyectos flotantes, con estructuras autosuficientes que aprovechan energías renovables y sistemas de purificación de agua. Un ejemplo es The Floating Seahorse Villas en Dubái, una serie de villas de lujo con áreas sumergidas que permiten la convivencia con la vida marina.
El desarrollo de materiales resistentes a la corrosión, junto con técnicas de anclaje avanzadas, ha permitido que la arquitectura flotante sea cada vez más segura y viable. Además, el impacto ambiental de estas construcciones es menor en comparación con la expansión terrestre, preservando ecosistemas naturales.
En un mundo donde el espacio en tierra es cada vez más limitado, la arquitectura flotante se perfila como una solución real para la vivienda y la planificación urbana en el siglo XXI.
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