El proyecto es uno de los edificios públicos de Dashte noor, un complejo residencial en el norte de Irán, que proporciona instalaciones deportivas para los residentes. Las principales demandas de los clientes era tener dos salas separadas, coordinadas con las otras partes del complejo, y que se comportaran como un volumen único. Como resultado, el concepto fue el diseño de un edificio con un volumen dinámico, que forma parte integral del paisaje que lo rodea.
La línea del horizonte del lugar, la conforma un bosque, colinas verdes y un cielo azul. Se planificó al edificio como parte integral de esta perspectiva. Por lo tanto, el volumen se elevó desde el suelo y suavemente haciendo un gesto para alcanzar el cielo. Tener una cima en la forma, representa de alguna manera la liberación del espíritu, de la energía, y también la conexión entre la tierra y el cielo.
La idea de proyectar una ventana en toda la longitud del edificio, mirando hacia el cielo, pretende enmarcar el reflejo de este, y también orientarse hacia la luz. Se diseñó una piel que se mueve sobre la masa y se eligió a la madera como material principal de la fachada, para hacer del edificio un ente más cercano a la naturaleza.
El edificio se emplaza en un sitio con un área de 745 m2 aproximados. La planta baja tiene 235 m2 que incluyen el vestíbulo, una sala para hacer pesas, baños, vestuarios y un bar. El segundo nivel cuenta con 170 m2 con otra sala, baños, vestuarios, también un bar y un lugar para sentarse y descansar.
El concepto principal del diseño interior era crear un espacio que reflejara y diera la sensación de todo el volumen y la forma exterior del gesto de ascensión del edificio, mientras se ejercita en el gimnasio.
La estructura del edificio se construye a partir de los dos muros paralelos que miran al oriente y al poniente, siguiendo la curva y generando la enorme armadura para sostener el voladizo de 9 metros del acceso. La sección arqueada de los muros en la entrada, además de su función estructural, ayuda a asociar la idea principal del despegue de la tierra hacia el cielo. La pendiente de los techos se divide en tres niveles logrando un ligero movimiento y la continuación de la línea de cielo.
El paisaje y la superficie en que se emplaza el edificio, definen el diseño constructivo y el acceso. Al seleccionar el mismo material para cubrir el suelo del vestíbulo y el exterior de la entrada, no existe una línea divisoria entre interior y exterior. El diseño de cuatro columnas de madera en el extremo del edificio, genera un espacio para descansar o reunirse, y también permite a los peatones percibir la continuación del gesto de movimiento del volumen.
Al pensar en el ejercicio como una actividad en la que se libera una gran cantidad de energía negativa y se logra la relajación y liviandad de espíritu, llegué al diseño de un volumen con esta actitud, que además, también trabaja funcionalmente como un gimnasio.
