La arquitecta Marilú Salcedo asumió uno de los desafíos más interesantes de su carrera al diseñar una cava subterránea al sur de Lima, un proyecto que, si bien nunca antes había ejecutado, abordó con entusiasmo, creatividad y una profunda investigación previa. El espacio original contaba con un techo abovedado de ladrillo, y desde un inicio representó un reto técnico y estético.

Uno de los principales aprendizajes fue entender todos los requisitos necesarios para conservar correctamente el vino. Marilú se encargó de investigar a fondo cada detalle, desde la correcta circulación del aire, que debía fluir tanto por detrás como por delante de las botellas, hasta la selección del mobiliario y los materiales ideales para mantener la temperatura y la humedad adecuadas. Para lograr una cava funcional y visualmente cálida, eligió construir todo el mobiliario en madera chihuahuaco, un material noble y resistente que aportó una atmósfera acogedora y rústica al espacio.


La cava fue climatizada y dividida en zonas. Se creó un espacio cerrado con puertas de vidrio para los vinos tintos, lo que permitió mantener su temperatura adecuada sin perder la posibilidad de visualizar la colección. Al frente, se diseñó una pequeña barra para vinos blancos, logrando una zona más social e informal dentro del mismo ambiente. Además, se incorporó una mesa larga de madera para permitir degustaciones o encuentros íntimos alrededor del vino.
El acceso a la cava también fue parte del diseño integral. Se construyó una escalera de madera con baranda del mismo material, y para realzar el recorrido, una de las paredes fue decorada con papel tapiz de madera, generando una transición armoniosa entre el exterior y el corazón del proyecto. En el interior, las paredes fueron revestidas con papel tapiz tipo piedra, lo que acentuó el estilo rústico que define toda la cava.

“Lo que más me encantó fue hacer un proyecto que nunca había hecho”, comenta Marilú. “Me encantan los retos y este, en particular, fue muy especial. Todo giraba en torno a una estética rústica, pero cuidando cada detalle para lograr un resultado funcional y hermoso”.
Este proyecto no solo resalta la capacidad técnica de Marilú Salcedo, sino también su sensibilidad estética y su valentía para enfrentar nuevos territorios de diseño. El resultado es un espacio cálido, funcional y con mucho carácter: una cava subterránea que combina técnica, pasión y autenticidad.