En lo alto de un escarpado terreno frente al mar en Zihuatanejo, Casa Yuri, obra del despacho mexicano Zozaya Arquitectos, se despliega como una celebración del paisaje, la arquitectura vernácula y el diseño contemporáneo. Con una superficie de 2200 m², esta residencia fue concebida bajo una premisa ambiciosa: reinterpretar la identidad local a través de un lenguaje audaz, con total libertad creativa otorgada por el cliente.

Desde sus primeras trazas, el proyecto se propuso dialogar con la topografía y maximizar sus posibilidades. Una rampa peatonal envuelta por jardines tropicales guía hacia un vestíbulo que articula las circulaciones principales: por un lado, el acceso de servicio que conecta con cocina, lavandería y áreas del personal; por otro, una gran escalera escultórica que asciende hacia el corazón de la vivienda, revelando vistas ininterrumpidas del Océano Pacífico.


La vivienda se organiza en varios niveles que descienden suavemente hacia el mar. En el nivel inferior se encuentran el estudio, el gimnasio, el sauna, así como la suite principal, todos diseñados para ofrecer una experiencia sensorial inmersiva, donde el sonido del oleaje se vuelve parte del entorno habitable.
La planta principal alberga tres habitaciones con baño privado, conectadas por un pórtico sombreado que se convierte en uno de los espacios más contemplativos de la casa. El nivel superior, por su parte, contiene dos suites adicionales con terraza compartida, una pérgola de acero suspendida, una sala de juegos, jardín con asador y una segunda piscina para niños.



En línea con una visión contemporánea del lujo, el proyecto incorpora criterios de arquitectura bioclimática: ventilación cruzada, muros gruesos, techos altos y aleros profundos reducen la necesidad de climatización artificial. Además, se implementó un sistema de tratamiento de aguas residuales que permite reutilizar el agua en el riego, reforzando el compromiso ambiental del proyecto.
Casa Yuri se presenta como una de las obras más completas y técnicamente sofisticadas de Zozaya Arquitectos hasta la fecha. Un manifiesto arquitectónico que no solo habita el paisaje, sino que lo honra y lo celebra.