Emergiendo como un monolito escultórico en el borde de una salina, Casa Salina, diseñada por We Design Studio, redefine el concepto de vivienda contemporánea al fusionar la pureza formal con el respeto absoluto por el entorno natural. Concebida como una obra de equilibrio entre la tierra y el agua, la tradición y la modernidad, esta residencia se asienta sobre una propiedad de cuatro hectáreas entre el río Chapora y un cinturón de manglares, en Goa, India.
Anclada por tres salinas artificiales que inspiran tanto su trazado como su esencia arquitectónica, la casa responde a un conjunto de regulaciones estrictas que impulsaron un diseño depurado, esencial y honesto. La filosofía del proyecto se basa en la sobriedad, la autenticidad material y la conexión con el clima y el contexto.


La estructura se organiza como un tríptico material: una base de concreto crudo que se arraiga en la tierra, una caja superior de madera de teca que aporta calidez y textura, y una cubierta ligera de aleación de titanio y zinc que protege y corona el conjunto. Esta composición genera un diálogo continuo entre masa y ligereza, opacidad y transparencia, permanencia y fluidez.
Ubicada al borde de la salina principal, la vivienda se abre hacia el paisaje con una piscina lineal de borde infinito que se disuelve visualmente en las aguas saladas, extendiendo el gesto arquitectónico hacia el horizonte.


El recorrido comienza bajo una marquesina de acero y muros de laterita que conducen a un vestíbulo de doble altura, centro articulador de la casa. Desde allí, los espacios sociales —sala, comedor y bar— se despliegan hacia la terraza y la piscina, diluyendo los límites entre interior y exterior mediante amplios ventanales y terrazas cubiertas.
En el nivel superior, cuatro dormitorios y un salón familiar se conectan a través de un balcón continuo protegido por lamas de madera de teca, que regulan la luz y resguardan de los intensos monzones del suroeste de India. En el nivel inferior, un spa con sauna y baño de vapor complementa la experiencia sensorial del conjunto.



La paleta de materiales se caracteriza por su honestidad y tactilidad: concreto visto, piedra laterítica local, yeso de cemento pulido y acabados naturales en tonos terrosos. Los interiores equilibran la crudeza de los materiales con detalles de caña, contrachapado y granito indio, generando una atmósfera de sobria sofisticación.
El terreno, cuidadosamente intervenido, ofrece espacios de bienestar y recreación: una cancha de pickleball, gimnasio con mobiliario de madera reciclada, pabellón de yoga, embarcadero y un invernadero que refuerza la autosuficiencia del lugar.


Casa Salina es un paisaje habitable donde la arquitectura se disuelve en la naturaleza sin perder su carácter escultórico. Con precisión constructiva y sensibilidad estética.
Fotografía: Ishita Sitwala | El Proyecto Fishy